La razón social impulsada por la biología animal que impulsa la exisencia de las congregaciones humanas crea sus patrones a los que sigue como incliación, como tendencia hacia el perfeccionamiento correctivo de las sociedades, de la formación de aldeas, pueblos y ciudades.
Nuestros modelos y paradigmas humanos van moldeándose tras la evolución de las generaciones de las que vamos escogiendo, seleccionando los valores sobre los que nos proponemos seguir erigiendo el futuro social de nuestra descendencia.
Comunidades que se desarrollan como sociedades impulsadas por esos valores escogidos se convierten a su vez en modelos que luego pasan a elevarse como puntos de comparación frente al panorama de las aspiraciones proyectadas sobre el prado de la cultura popular.
En República Dominicana, sobresalen algunos puntos de crecimiento social que a nuestro parecer, pueden validarse como felices ejemplos de desarrollo comunitario del que destacan algunos brillos atesorados como perlas excepcionales, merecidas de ser destacadas.
De pronto nos vale citar el caso del pueblo-municipio Tamayo en República Dominicana, próximo cercano a los entornos de la Región Sur- Fronteriza, económicamente servida por su cultivo muy productivo bananero.
Esta comunidad, ufanada entre sus habitantes, por su particular desarrollo cultural educativo, hoy se exhibe con orgullo a través de la publicación de su historial presentado, precisamente, a manos de la edición de una bien cuidada publicación, obra del escritor Manuel Otilio Pérez-Perez, uno de los ocupados munícipes orgullosos del desarrollo de esta comunidad, en la que destacan artistas, deportistas, académicos, científicos, conductores religiosos, dirigentes políticos, empresarios, dirigentes militares, dirigentes revolucionarios, etc..
En la obra de Manuel Otilio, destacan nombres de reconocimientos nacionales e internacionales que se constituyen en un lujo para los allegados propios de la parentela histórica de los munícipes de esta "Otrora Hatico y Ahora Tamayo", de este autor que se luce con exhbir su condición de nativo tamayero.
Nombres como los de cultivadores de las artes musicales y literarias como ENRIQUE FELIZ, CHEO ZORRILLA, FERNANDO ARIAS, BENNY SADEL, ARMANDO OLIVERO, DANIEL SEGURA, JOEL ROSARIO, FABIÁN MATOS, PEDRO MESA, REV. MANUEL OTILIO PÉREZ, BELISARIO OVIEDO, NORBERTO REYES, JUAN FRANCISCO REYES, MANUEL Y PLINIO MATOS MOQUETE, JUAN ESTEBAN OLIVEIRO FÉLIZ, PAULA MARÍA TORRES, HUMBERTO MICHEL, ANTONIO REYES, ARTURO MÉNDEZ, MARQUESA PÉREZ, LEONARDO NIN, RAMÓN SÁNCHEZ ACOSTA, MERY MOTA-RIVAS, JOSE RIVAS MOTA, ALFONSO PÉREZ T..
Estos, entre muchos otros, contstituyen una muestra de la trascendencia espiritual, histórica y humana propias del modelo social que sobresale entre los pueblos, que hoy merecen ser emulados en su modo de reconocer e identificar la ruta a seguir como imperativo del evolocionismo natural humano dirigido hacia el crecimiento y el perfeccionamiento social. Esta obra de Manuel Otilio Pérez-Pérez, merece ser emulada como ejemplar paradigma de reconocimiento al crecimiento humano como meta del evolucionismo y perfeccionamiento natural.
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