jueves, 26 de septiembre de 2024

TONO AVIZOR, SINTOMÁTICO Y HASTA PELIGROSO

  

"...imaginar cómo un país puede aspirar a la prosperidad sin ningún tipo de estrategia para el crecimiento de sus sectores productivos..." (Doña Ligia Bonetti)


Este aserto, rudo, poderosamente crítico, sobre todo,  cae pesadamente como plomada que marca una de las lineas del reto al que se enfrentan las demandas del empresariado con respecto a los sacrificios económicos que la capacidad productora de la obrería dominicana queda conminada a multipolicar con el fin de sumar beneficios al eprendimiento empressarial competitivo, 


Reducir costos operacionales en la producción de obras civiles, aumentar el numero de obreros involucrados en las actividades propiciadoras de consumos masivos, impulsar los rendimientos agropecuarios a partir de la reducción de costos, implica, en la sociedad económica de consumo, la conversión de fuerzas muculares en obrería abaratada desde la oferta, Esta medida, que suele constituirse en la tabla de salvación de las economías fuertemente capitalizadas, aun en tiempos de poderosas "recaudaciones tecnológicas" (El Capitalismo consiste en un sistema de recaudación y acumulación de esfuerzos monetizados y plusvalorados). 


Estados Unidos de América, la poderosa Europa Occidental, revalidan constantemente sus poderosas económías valiédose de los aportes musculares de la mano de obra tercermundista. República Dominicana, consistentemente valida su crecimiento económico en los aportes de mano de obra "extranjera", a partir de la cual, mantiene equilibradamente estable, el crecimiento acelerado de su disparado Producto Interno Bruto. Este es el factor al que, sin referirlo de modo directo, claramente dilucidado se refiere, con toda propiedad, la brillante inteligencia empresarial exhibida por la Señora Doña Ligia Bonetti. 



"...En este escenario casi surrealista, la competitividad parece un lujo innecesario, una idea anticuada para los gobernantes que, evidentemente, han descubierto el secreto del desarrollo espontáneo: Hacer que la economía florezca a golpe de improvisación..."


Cierto, ciertísimo es que planear como hacer crecer los volumenes de la actividad económica, generadora en alguna forma activa de aprovechamientos transables como beneficios plusvalorados, es preciso identificar cuales son las oportunidades ciertas de lograr esos aprovechamientos, tales como exportar mano de obra generadora de divisas a través de remesas por ventas de servicios obreros, venta de alimentos y otros servicios generados a través de mano de obra importada "extrangera",  barata, servicios de construcción de obras civiles, generadoras de plusvalía transables a partir de mano de obra barata. 


Claro, clarísimo está, que si dejamos a los locutores  y  economístólogos publicadores nuestras  redes  cibernéticas, que se conviertan en consejeros presidenciales, obviamente, pasaremos a leer y escuchar muchos más pronunciamientos como los externados por la Señora Doña Ligia Bonetti y más arengas volverán a conocerse desde el Departamento de Estado Norteamericano. 


Las rudezas del capitalismo, son, sin dudas, tan duras como las mismas rudezas de la guerra, de las luchas competidoras por los espacios de poder. Producir, competir, en el mundo del capitalismo, es como hacer la guerra, una forma de desafiarnos unos contra otros, por la supervivencia natural, convertida en gestos morales, espirituales y, sobre todo, subjetivamente inciertos.



 "....Sin embargo, parece que hemos descubierto una nueva fórmula mágica: el progreso sin estrategia, la innovación sin incentivos y el desarrollo sin competitividad. Un verdadero enigma para los libros de historia económica.

Pero bueno, si alguien encuentra un ejemplo de éxito bajo este paradigma, que por favor lo comparta, pues el resto del mundo parece estar completamente equivocado al pensar que la estrategia y la competitividad son clave para la prosperidad..." (Señora Doña Ligia Bonetti)

Admito que no me resulta muy comodo, menos muy emocionalmente complaciente, asumir asiento junto al bando de los reclamos de la alta sociedad ejercitada en la carrera de los amarres capitalistas socialmente acostumbrados a despreciar, humanísticamente, a la sociedad obrero-laboral, sin embargo, estoy obligado a reconocer que si asumimos algunos de los valores como resultan ser los relacionados con los hechos que se cumplen en los hechos de la relación acuerdo-laboral, oportunidad y sobreviencia, cierto, ciertísimo es que resulta muchísimo más atropellante, contrahumano, irracionalmente absurdo, negar la verdad y negar los derechos morales al trabajador que rinde y acuerda sus servicios, rebajado de precios, por asuntos de rechazo racial, mediante trucos, engaños, negaciones, etc....

Lo cierto, ciertísimo es que el soporte económico, histórico, de la República Dominicana, ha descansado durante par de siglos en la fuerza laboral de la esclavitud afro-haitiana, que los propios dominicanos, descendiente biológica, histórica y socialmente de la misma esclavitud humana, menospreciamos torpemente, hasta llegar a negar los derechos morales que como originales obreros, merecemos reconocer.

"...Sin embargo, parece que hemos descubierto una nueva fórmula mágica: el progreso sin estrategia, la innovación sin incentivos y el desarrollo sin competitividad. Un verdadero enigma para los libros de historia económica.

Pero bueno, si alguien encuentra un ejemplo de éxito bajo este paradigma, que por favor lo comparta, pues el resto del mundo parece estar completamente equivocado al pensar que la estrategia y la competitividad son clave para la prosperidad..." (Señora Doña Ligia Bonetti)

A pesar de los rudos términos empleados para expresar sus disparidades con respecto a los procedimientos empleados por el Gobierno conducido por Don Luis R. Abinader, referidas a los reclamos técnico-financiero-administrativos que demandan con cierta urgencia que el sistema económico que nos rige, recaude de modo perentorio, los valores monetarios necesitados por el sistema, con la justa y urgente necesidad de completar algunas obras demandadas dentro de las estrategias programadas para el desarrollo de la movilidad social que urge la programación adminstrativa de El Estado Dominicano.

 Cierto, ciertísimo es que el tono en esta ocasión empleado, desacostumbrado, por lo menos en público, por la cúpula empresarial dominicana, revela el alcance de las disparidades presentes en la sociedad dominicana, en general, en los momentos actuales. Sin embargo, esta muestra tan significativa, puede considerarse un caso excepcional, sintomático, avizor y hasta peligroso.   

Han de preverse muchas más y más agudas manifestaciones sociales, desde sectores obreros, gremiales y, -sobretodo-, de los sectores muy sensibles a los ajustes económicos, tales como la de los obreros asalariados, al servicio de El Estado, los cargos por inflación de los precios domésticos de los alimentos, los incrementos operados sobre los precios del transporte común, etc...


Probablemente será una difícil tarea la de concertar entre el epresariado y la obreria regular, alguna reforma operada sobre los reclamos de afectación de las prestaciones laborales, tan sentidas en los pactados arregos salariales vigentes. 

Este inconveniente, se sumará y podría, de paso, hacer colapsar los intentos de probables arreglos a los que aspira llegar el Gobierno Dominicano con los estamentos de la dirección empresarial, conductora y veladora obligada de los intereres regularmente dominados por la fervorosa sociedad del capitalismo al que nos acogemos, moral  y políticamente.  

Lo verdadero, lo inevitable, es que todo ahorro monetario, acumulado como esfuerzo transable, convertible en obras de infraestructura, física, moral y forjadora del crecimiento social general, en nuestro modelo económico, queda obligado a ser pagado, sacrificado, a partir del aprovechamiento del músculo laboral, que parte de la base nuestra pirámide obrera salarial.  

En todo caso, en República Dominicana, esta base se mantiene fundada, inevitablemente sobre las espaldas de la semiesclavitud del esfuerzo laboral más rentable: sin dudas la obrería importada desde la sociedad haitiana, no importa quien quiera evitar reconocerlo, no es posible, desde este modelo económico, evitarlo. 

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