La persistencia internacional, con la que, frecuentemente organismos basados en la Organización de las Naciones Unidas suelen elevar sus griteríos infinitos con el objeto de efectos inútiles, imprácticos, para rogar que entre las fuerzas militares en guerra observen ciertos escrúpulos humanitarios mínimos, por lo general, resultan en respuestas sordas, desoidas completamente por los actores beligerantes en los campos de batallas.
Es difícil medir los niveles de atención, integridad, convencimiento cierto al momento de aplicar, objetivamente, estos mandatos pactados en cónclaves escenificados, por lo general, durante calmados encuentros civiles, refrescados por brisas de playas, encuentros artísticos, sonrisas civilizadas, etc...Sin embargo, la guerra es la guerra.
Millares de heridos despedazados, al efecto de bombardeos masivos, escenificados por los bandos contrapuestos, muchas veces equilibrados de fuerzas y otras veces, simplemente desvastados entre unos y otros, ante sus contrarias razones. No hemos de esperar,-a menos que sigamos convencidos en los efectos de nuetras oraciones-, acuerdos sofisticados, reconsideraciones piadosas, milagros cósmicos, etc...
La Guerra es La Guerra. Israel seguirá bombardeando en nombre del Dios, que, nosotros, los educados en la fe cristiana, solemos nombrar Yavé, Dios, Señor Creador, etc...y que los musulmanes nombran como Alah....
Una vez más, niños de cualquier edad, adultos, parturientas, etc...de cualquier denomininación parcial, seguirán cayendo fulminados por millares, grotezcamente despreciados por los agentes de la guerra. Israel se siente convencido de que no es posible vivir en paz bajo los recuerdos y amenazas de la venganza y la recuperación de la sociedad de beduinos palestinos históricos, para asegurar su desplazamiento definitivo, cuentan con las fuerzas de la historia reprimida, el poder de las armas, la asociación mundial de la grandeza de los pueblos de Europa.
La Guerra es la Guerra. Es casi imposible vencer la historia material, científica, espiritual, de Israel y el padrinazgo en que se sustentan su fuerzas capitales.Resulta casi tonto, esperar que los escrúpulos morales prácticos, cambien las heridas del historicismo que sigue cocinandose en la historia de La Guerra.
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