viernes, 19 de julio de 2024

EL SUSTO ANTE LOS JUICIOS MORALES


 Si dejamos atrás o para otro momento, los criterios deontológicos, eticos, morales-religiosos o espirituales, etc...quedamos, los humanos, compelidos a colegiarnos en torno a que son las necesidades biológicas, amparadas bajo la sombrilla material de las mecánicas atómicas, las que deciden todos los demás efectos y resultados dinámicos de nuestra existencia. Leyes materiales, pensamientos, decisiones, movimientos, respuestas, etc., todo hecho material. social, biológico, leyes, principios, relaciones numéricas, holismo existencial-universal, es todo fruto de nuestra naturaleza, fuera esta de orígen simplemente mecánico-material, tanto como si fuera de origen más conspicuo. Leyes sociales, criterios culturales de justicia, paz, amor, solidadridad, afinidad cultural, bondad, maldad, gustos, futuros, historias, recuerdos, tiempos,...todo parece hundido en los abismos de las difusas y hasta ahora insondables incertidumbres misteriosas de lo desconocido. Todo acto humano, resultado tangible, sin dudas, de una acción material medible, calculable, atrapada en las redes de leyes y principios físico-materiales, se diluyen siempre, sin embargo, sin dejar rastros de su infitnitud misma por falta de límites. Las subjetividades propias de los idealismos filosóficos, las inmaterialidades, leyes, reglas, principios, dicciones y contradicciones se evaporan en nuestras mentes y, -como lamento irresoluble-, nos quedan la fe religiosa, las dudas, las incertidumbres de los físicos,  el amor por la vida, el miedo a la muerte y el "por si acaso", el susto ante los juicios morales.

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