lunes, 8 de julio de 2024

REFORMA DEL SISTEMA ENERGÉTICO

 

 REFORMA DEL SISTEMA ENERGÉTICO

Igual que cualquier artificio llamado a generar cambios en los sistemas económicos capaces de abordar las obligaciones contractuales de los servicios dispuestos para cumplir obligaciones adeudadas, compromisarias frente a servicios importados, como es el caso de los sistemas de generación de energías eléctrica, sistemas en los que la participación de la obrería dominicana, solo aporta musculatura física como plusvalía transable, la rentabilidad del proceso comercial, solo será mínimamente viable, si la mano obrera resultara tan barata, como para cubrir tanto los costos unitarios de la producción sumados a la rentabilidad de la inversión capitalista. 

La unica forma con la que cuenta la República Dominicana, en los más importantes rubros de la producción que rinde el capital de la inversión general del comercio nacional, como Producto Bruto Interno, es haciendo valer los beneficios generados a partir de la más que rentable contratación de mano de obra muy barata, que, en general es obtenida practicamente, sin más cosstos que el de los salarios mínimos ofrecidos al tenor de la abundancia de disponibilidad, excesisva, y permanente. 

Es esta, por tanto, la situación de equilibrio que garantiza la estabilidad obrera, que no reclama aumentos de salarios, es servida con una restructurada condición de relativa estabilidad laboral en la educación, la salud popular, el control de la inflación así como la expansión de la red vial de transportes masivos, el desayuno escolar y la extensión de las tandas escolares. Los sistemas de distribución de la energía es el resultado de esas rendidas ventajas servidas tras la obrería abundante que permite y responde por esa estabilidad económica, altamente redituable ante la estabilidad política y económica. 

Al intentar rediseñar la rentabilidad sobre los costes del servicio eléctrico, es obvio que se corre el riesgo de desestabilizar el sistema minimamente equilibridado al que respondieron los juegos electorales, según denunciadas travesuras y mañoserías más o menos reconocidas, apoyadas en los ahorros económicos que de someterse a esos riesgos de desestabilización pudieran provocar situaciones impredecibles. 

No será conveniente, someter a la población  a aumentos de los costos del servicio ofrecido, mucho menos a traumáticas interrupciones. Cierto, ciertísimo es, que es muy probable que se avecinen dolorosos aumentos de los costos de importación de los combustibles, sin embargo, la estabilidad laboral, que resulta en estabilidad general, debe ser medida cuidadosamente en función de la rentabilidad de la paz social que puede ser molestada. Subvencionar los costos del servicio de distribución de la energía eléctrica, es subvencionar los tranquilos flujos del rentable comercio turístico, este que apoya la producción agrícola, avícola y pecuaria, todo ello sustentado sobre los rentables negocios de la importación de mano de obra baratísima.

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