martes, 30 de julio de 2024

LA GUERRA ES LA GUERRA...

 

"La guerra" es una manifestación de competencias y luchas que los humanos escenifican a partir de impulsos biológicos, dictados por las reglas materiales que siguen los métodos del fenómeno evolucionista, descubierto por la inteligencia del pensamiento humano.

La guerra mide las capacidades y competencias propias de los procesos estocásticos, funcionalmente bastante certeros como experimentos de prueba y error, tan útiles como acertijos en la selección asegurada por los métodos aplicados en la aparentemente infalible práctica de la evolución social antropocéntrica.

La guerra entre personas, familias, tribus, agrupaciones sociales, estados, regiones, etc., suele ajustar sus motivaciones prácticas a las reglas de la supervivencia material, desde muchos siglos antes del surgimiento de los intereses arreglados por el marxismo.

Las guerras, con las que esas expresiones de ajustes competitivos se manifiestan en todo el mundo entre estados, sociedades raciales, marcas históricas, etc., si bien cumplen en cada caso con esos arreglos determinados, siguen pretextos tan sabios como los expresados a través de inteligencias como las que desarrollaron las proposiciones freudianas sobre los impulsos sexuales, las teorías del superhombre de Friedrich Nietzsche, las teorías sobre la propiedad privada y los medios de producción de Karl Marx, a las que hemos de sumar la indiscutida fuerza impulsora de las teorías sobre la evolución material, delineada bajo el peso molecular de los genes. La guerra es la guerra. La sociedad humana evoluciona consustancialmente bajo el efecto biológico del evolucionismo.

El eufórico triunfo del vencedor, sus prometidas y exaltadas glorias, implicadas en cada uno de los detalles ramificados en las cuatro vertientes teóricas antes concebidas, son testigos firmes de que ese objetivismo evolucionario define las fuerzas indoblegables del impulso existencial y material.

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