Cargaba toda la gracia en sus alforjas
mulatas, pintadas de azabache mate, a contra luz mis ojos
Como rosas de un limonero en flor brillaban los blancos detrás de la carne de sus labios
Completos de color, excitados como uvas moradas repletas de hinchada madurez, derretían mis salivas
Rompían sus senos contra el valle de ternuras que los separaban la empinadura de sus parejos cerros
Violentamente erguidos como cañones de guerra emplazados para desafiar mis estremecidas voluntades
Mientras el redondo negro de sus ojos se oponía contra la porcelana blanca mojada de brillos
Sobre sus mejillas encendidas de pasiones adolescentes al estallar como la madrugada de sus pestañas
Escoltados por los halos completos de la virginidad de sus cabellos cual mantilla de dignidad
Vencidos mis instintos sucumbieron, un colapso de sentimientos indomables condujo mis manos
Sobre su pecho hirviente como la sangre de mis venas se encendió contra mi cuerpo en llamas
Nos fundimos en un beso robado convertido en verdad eterna que nunca olvidamos y nunca renunciamos
Otras miradas, otras noches, otras madrugadas, otros impedimentos, otros desafíos vencidos
Sus gracias, sudores, olores, bendecidos por Dios quedaron volviéronse tatuajes en mis recuerdos
De vuelta reconozco cada comisura de su risa, su olor, su gracia, la miel de sus sabores, su temblor
El amor se purificó como los vinos abandonados en sus soleras, más tiempo más su virtud. La amo.
Como rosas de un limonero en flor brillaban los blancos detrás de la carne de sus labios
Completos de color, excitados como uvas moradas repletas de hinchada madurez, derretían mis salivas
Rompían sus senos contra el valle de ternuras que los separaban la empinadura de sus parejos cerros
Violentamente erguidos como cañones de guerra emplazados para desafiar mis estremecidas voluntades
Mientras el redondo negro de sus ojos se oponía contra la porcelana blanca mojada de brillos
Sobre sus mejillas encendidas de pasiones adolescentes al estallar como la madrugada de sus pestañas
Escoltados por los halos completos de la virginidad de sus cabellos cual mantilla de dignidad
Vencidos mis instintos sucumbieron, un colapso de sentimientos indomables condujo mis manos
Sobre su pecho hirviente como la sangre de mis venas se encendió contra mi cuerpo en llamas
Nos fundimos en un beso robado convertido en verdad eterna que nunca olvidamos y nunca renunciamos
Otras miradas, otras noches, otras madrugadas, otros impedimentos, otros desafíos vencidos
Sus gracias, sudores, olores, bendecidos por Dios quedaron volviéronse tatuajes en mis recuerdos
De vuelta reconozco cada comisura de su risa, su olor, su gracia, la miel de sus sabores, su temblor
El amor se purificó como los vinos abandonados en sus soleras, más tiempo más su virtud. La amo.
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