sábado, 29 de octubre de 2022
DOÑA JOSEFA
jueves, 27 de octubre de 2022
LA MENTIRA EN EL ORIGEN DE LA COMUNICACIÓN
La mentira, vocablo constuído partir de la fácil expresión que al sentir o percibir dudas, signamos a desde del sonido "mn", y, por extensión "mm", "men", "man", "mont", "mente", etc...hasta llegar, a la españolización semiótica, lexical, de "mentir", resulta en este inteligentísimo objeto lingüístico, capaz de proferir mediante gestos, vocblos, acciones, signos y demás argucias estratégicas, lo distinto o contrario a lo que en la íntimidad de lo realmente sentido, nos proponemos expresar.
martes, 25 de octubre de 2022
LA CHIVA DE CANINA
lunes, 24 de octubre de 2022
LA FUERZA ESPIRITUAL
martes, 11 de octubre de 2022
LA "CRIMEA" ELECTORAL DOMINICANA
Cayó el puente de Crimea
Donde hoy se crece la furia
La pendejada allí es dura
Hoy la desgracia campea
La vaina allí está bien fea
Por si acaso en nuestros patios
Bajándole algunos vatios
Servimos caricaturas
Con palabras bien impuras
Mil insultos sin recatos
Maldiciendo sin reservas
Al esclavo que labora
Dias tras días, sin hora
Pisoteados como yerbas
Tratados como catervas
De ánimas sin salvación
Ni divino corazón
Buscan derribar el puente
Por donde llega la gente
Que nos dá la producción
Del mal anuncieras aves
Ven en los cielos tormentas
Y en sus mentes, irredentas
Ven ya imaginarias naves
En demoníacos enclaves
De invasores sin fronteras
Volteando las carreteras
De Higüey hsta Petion Vil
Para lijarle el perfil
Y, -a su decir-, las banderas.
De Nueva York llegan miedos
Retorcidos como alambres
Que no pasan de ser fiambres
De sustos entre los dedos
Gatillos, bahos y pedos.
martes, 4 de octubre de 2022
LOS CUENTOS DE PIPÍO Y LA ECONOMÍA DOMINICANA
Pipío fue un ingenioso artesano profesional, particularmente desarrollado en las artes de interpretar sabidurías populares y vertirlas con suma inteligencia imaginativa en auténticas lecciones morales cargadas de humanismo, humor y talento sin inigual.
Según una de sus creativas ofertas, generalmente vertidas durante las enlunadas noches de verano aprovechadas bajo la diciplanada autoridad de mi madre, luego de cerrar el con el último "amén", del Santo Rosario con el que todos los obligados de mi casa, sobrinos, hijos de vecinos y otros allegados, para desgranar guandules, mientras escuchábamos toda clases de historietas de muertos, espíritus, milagros de curaciones, embustes y chismes de patios.
Pipío solía ser el indiscutido líder de la inteligencia mejor arreglada, el mejor cazador de pájaros, el mejor pescador, el mejor deportista, el más ágil y valiente, el mejor trepador sobre los árboles, el muchacho buenmozo, etc...Entre sus inmejorables anécdotas, nos contó la del caso de un concurso organizado por un importante rey se habría comprometido a resolver el grave problema que le significaba a la comunidad, el hecho de que un extraño y gigantesco dragón, llegaba durante las noches y solía atacar las reses del ganado de los comunitarios.
Fueron organizadas rondas nocturnas, de vigilancia, pero el aterrador gigante solo fue, finalmente, atrapado una noche, por un astuto, despierto y valiente joven quien había decidido esperar el posible arribo del monstruo, después que la noche se volviera silenciosa. Le tendió una certera celada, logró atraparlo, como resultaba demasiado pesado y ya los demás se habrían marchado, decidió cortarle la lengua de un tajo al monstruo, mientras, cansado y maltrecho por la lucha que le habría costado la feroz batalla, se hechó a dormir.
Al día siguiente un labrador que por allí pasaba al clarear el día, anunció con gran algarabía que había logrado cazar la poderosa y perniciosa bestia que tanto daño habría provocado a la comunidad. Fue entonces cuando el rey decidió entregar su hija al heroico labrador que habría salvado tanto la confianza en su rey como la seguridad de la comunidad amenazada por ese monstruo infernal.
Cuando toda la comunidad celebraba en torno al sobresaliente gran gladiador, vencedor del monstruo, apareció de entre la multitud, un jovenzuelo, mal presentado, estropeado, desgarrado, herido, adolorido, apenas sobrevivo, queriendo comunicarse con el rey, así que fue finalmente preentado ante el monarca, quien le reclamó la insolencia de su indigna presencia, sin embargo, el infeliz labrador, solo atinó a referirle, con máxima humildad que sus cortesanos harían bien con verificar si el el dragón que el celebrado héroe había presentado como trofeo, habría llegado completo, incuída su característica lengua de dobles puntas. El rey ordenó verificar la advertencia.
Fue comprobada la falsificación del heroísmo del despierto y celebrado falso cazador del monstruo, de tal suerte que todos los festejos fueron suspendidos y el plagiador habría sido descuartizado según lo establecido por la ley real, mientras el auténtico héroe alcanzaba la justa categoría de príncipe merecido.