lunes, 21 de marzo de 2016

NADA Y TODO



Todo me compele a descubrir por todos los caminos lo ciertísimo de La Nada

Vista en su envoltorio de materia, la consume el pensamiento que la construye

En tallado de infalibles ondas siderales que sólo cabotean entre infinitos vivos

Van de ronda en ronda, pasajeras en verosímiles naves diseñadas a lo humano

Capitaneadas por ultradensas palabras que se expanden hasta lo inverosímil

De la ausencia total donde moran los recuerdos de todos los siglos y espacios

Foso de extensión ilimitada, allí van las las moralejas y crecidos albedríos

Sin halos ni pudores, mudos e imprecisos, sin luz, oscuridad, dioses ni leyes

Mismo horizonte del tiempo donde diluyen su existir los asomos de realidad

Allí cierran puertas los paraísos privilegiados de las inteligencias divinas

Vagarán solas las huellas insondables de la fe y la esperanza de nobles amoríos

Las flores, sus olores y colores, las nevadas montañas y sus deshielos solares

Irán en los recuerdos inmanentes a desvanecidos futuros y triunfos celebrados

Orden y medidas desbordarán lo imaginado más lejos que mis libros y maestros

Más lejos que mis sueños infantiles, más, mucho más que el olor a mi madre

Aun mas que mis ramas extendidas sobre La Nada del Todo y el Todo de la Nada

Llenarán las esperas nuevas contracciones, conjeturas irresolutas, nidos y vientres

De existencias sin números, tiempos ni historias, Nada será todo y todo La Nada

Nuevos orígenes y dioses en nuevas dimensiones, Nada y Todo, Todo y Nada.

jueves, 3 de marzo de 2016

LOS MINADORES


Gusanos fósiles y coprolitos comprimidos bajo páramos de montañas

Fríos y resecos, ciegos, cuentan sus memorias en marcas de tiempos idos

Sin pensamientos ni más propósitos que ser crecidos números viejos

Son huellas desandadas de demonios amargos sin pudores ciertos ni dioses

Invasores empedernidos como rocas de volcanes yertos en sus estragos

Minadores sin almas, artrópodos mecánicos infernales de ciegas aritméticas

Mas, como serpientes van aplastadas bajo el denso poema y razón humanos

De oficiantes consagrados por Dios a la preservación de la luz y el aire vital

Hombres que salvan y expanden el Universo con ciertas virtudes materiales

Gladiadores de olímpicos torsos, guardias que militan por la propia vida

Reino de verde maternidad donde la Diosa Lluvia fluye a chorros la paz

Criaturas de vientres transparentes alimentadas por las frescuras del bosque

Silbos de ciguas, humus y neblinas de albas, anocheceres, aromas y colores

Llegaron de cósmicos confines navegando mares de pensamientos sin nudos

Ni fricciones, armonizados con ondulaciones cósmicas del primer grito

Listos marchan rimando tambores marciales repicados por Luis Carvajal

Nosotros, sin nombres ni famas desiguales, pintamos el verde de su savia.