Temporal de primavera vertida en avalancha de gracias hormonales
Rugientes como canto de fieras salvajes cuando hierve la sangre hembra
Sobre el campo florecido inunda el polen fértil, urgen y corren las brisas
Las cachorras apuran su estación de vida bajo el manto de la noche azul
Cuando la luna cambia sus luces por sabias discreciones de la caverna
Brilla la saliva derramada, ondulan las llamas del vientre, calla la mirada
Y el Soplo Divino sacia su ternura en el espíritu del Universo indetenible
Renovados aromas y colores resumidos en continuo magma del Cosmos
Es el rumor de los trazos pintados tras el tiempo en la imagen recordada
Discurren sus rayos desde esas pupilas vertidas en feromonas de fuego
Tremolina que envuelve en la imaginación de sentidos una historia fugaz
Vahido de un sueño perdido en el mar de los recuerdos del tiempo ido
Suerte que sin embargo no vence, no renuncia, no olvida ni se rinde.
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