Gusanos fósiles y coprolitos comprimidos bajo páramos de montañas
Fríos y resecos, ciegos, cuentan sus memorias en marcas de tiempos idos
Sin pensamientos ni más propósitos que ser crecidos números viejos
Son huellas desandadas de demonios amargos sin pudores ciertos ni dioses
Invasores empedernidos como rocas de volcanes yertos en sus estragos
Minadores sin almas, artrópodos mecánicos infernales de ciegas aritméticas
Mas, como serpientes van aplastadas bajo el denso poema y razón humanos
De oficiantes consagrados por Dios a la preservación de la luz y el aire vital
Hombres que salvan y expanden el Universo con ciertas virtudes materiales
Gladiadores de olímpicos torsos, guardias que militan por la propia vida
Reino de verde maternidad donde la Diosa Lluvia fluye a chorros la paz
Criaturas de vientres transparentes alimentadas por las frescuras del bosque
Silbos de ciguas, humus y neblinas de albas, anocheceres, aromas y colores
Llegaron de cósmicos confines navegando mares de pensamientos sin nudos
Ni fricciones, armonizados con ondulaciones cósmicas del primer grito
Listos marchan rimando tambores marciales repicados por Luis Carvajal
Nosotros, sin nombres ni famas desiguales, pintamos el verde de su savia.
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