jueves, 14 de diciembre de 2017

HOLA, JAQ

Bajo el intenso ahumado  aun arde la sangre del cañaveral
Huele a meladura de guarapo y sudor de amores dulces 
Tránsito ancestral de inicios y ritos convenidos por dioses
Me confieso comprimido a suerte culpable de ser pecador 
Albañil de mi cárcel, condenado sin redención ni indultos
Sin ahorros, virtud, dotes ni tesoros parafernales a la vista
Solo restan a mi nombre los breves días que Dios conceda
Lego a tu nombre la mirada cósmica de una tarde iluminada
Cándida como como luna que se duerme antes del poema
Crisol de una soledad espiritual consumida en versos rotos
Despedazados contra la pared de de vientos y tormentas
Eternales como suerte de mendigo desvivido bajo la lluvia
Te miro, siempre florecida, orquídea fresca de invernadero
Preservada a los altares celestiales, huesped de La Dicha
Pregonera del soplo cósmico que surte el espíritu de Dios
Bendecido sean tus nombres y senderos, la luz que te baña. 



 

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