domingo, 20 de febrero de 2011

ASOMBRO DEL ENCUENTRO

Mascullaba entre salivas mi asombro entre lascivias, fríos de piel y calor de mente




Estremecida. Esquivaron sus pasos la ruta inminente del encuentro y sus ojos mis miradas



Rodaron por el suelo mis nerviosos deseos de acercarla hasta el tremor de mi entorno



Corté la respiración por un instante, encendidos mis arrojos seguí su diligencia casual



Eran los días lluvioso del verano lluvioso, escandalizaron las aguas mi presencia 



Determinadas a espantarme de su calle final sin curvas ni salida, retornaba dichoso



Entre esperanzas, determinaciones y sustos del alma. La suerte apostaba por mi carrera



Santificada por la dulzura de aquel único cruce de miradas de estallantes feromonas



Puras, nuevas, cargadas aun de los aromas de la pubertad despedida sin celebraciones



Entonces, regresé hasta su portal cuando la noche declaraba los brillos plateados de la luna



Redoblados por la magia de tus ojos cuando al aviso vecindario de mi presencia apareciste



Ante mi, esplendorosa, recogida la voz tras unos gestos de mujer resonantes en mi piel



Lúdicamente mimetizados tus labios se desvanecían bajo el brillo húmedo de la joven pasión



Tintineaban en mi pensamiento los tonos ligeros de tus mejillas en el ir y venir de sus flujos



Aligerados por los pulsos acelerados de un corazón sometido a la confusa presión del amor



Raudas ondulaciones recorrían los flujos de todos mis sentidos ardientemente exitados





Oleadas de pensamientos más atrevidos que el pecado original secuestraban mis razones



Disparando chorros hormonales contra mi boca, manos, contra todo mi cuerpo tensado



Ríos viscosos como efluvios de becerro babeante bañaban mi cuerpo y espumaba mi boca



Intensamente deseosa. Permanecíamos sentados a semiluz en los contenes del andén



Guiñaba el ojo Doña Marina la vecina en su pasar de ir para volver con sus medio-saludos



Urgida de motivos para reportar las viñetas del romance armado entre él de 25 y ella de 15



Eran también las noches de mis libros, eran también las noches de mis luchas humanas



Zozobraron mis desafíos ante la niña, vulneraba su infancia, me rindió la razón, aun la sueño..

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