Bíblico era el nombre amistoso de una niña tierna como polluela en plumones
Una tarde como todas las tardes deportivas de mis vacaciones en mi pueblo
Su paso contorneado venía de frente, cimbreante, breve como su frágil silueta
Yo, tocado por el impresionante desconcierto de su núbil apariencia recién inaugurada
Mascullaba entre salivas mi asombro entre lascivias, fríos de piel y calor de mente
Estremecida. Esquivaron sus pasos la ruta inminente del encuentro y sus ojos mis miradas
Mis nerviosos deseos de acercarla hasta el tremor de mi entorno rodaron por el suelo
Corté la respiración por un instante, encendidos mis arrojos seguí su diligencia casual
Eran los días lluvioso del verano lluvioso, escandalizaron las aguas mi presencia
Determinadas a espantarme de su calle final sin curvas ni salida, retornaba dichoso
Entre esperanzas, determinaciones y sustos del alma. La suerte apostaba por mi carrera
Santificada por la dulzura de aquel único cruce de miradas de estallantes feromonas
Puras, nuevas, cargadas aun de los aromas de la pubertad despedida sin celebraciones
Así, regresé hasta su portal cuando la noche declaraba los brillos plateados de la luna
Redoblados por la magia de tus ojos cuando al aviso vecindario de mi presencia apareciste
Ante mi, esplendorosa, recogida la voz tras unos gestos de mujer resonantes en mi piel
Lúdicamente mimetizados tus labios se desvanecían bajo el brillo húmedo de la joven pasión
Tintineaban en mi pensamiento los tonos ligeros de tus mejillas en el ir y venir de sus flujos
Aligerados por los pulsos acelerados de un corazón sometido a la confusa presión del amor
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