Atisbadas de gracias hormonales, danzantes como caderas adolescentes
El ritmo del músculo sobresalta bajo el pecho tensado de botones en flor
Vaciadas en saliva suenan breves palabras mojadas de esa viscosidad sensual
Así los minutos de la noche en fuga escurren por las corrientes de mis ansias
Peregrinas, desesperadas, resueltas en la sublime incertidumbre del miedo
Adolescencia vertida al abismo cuando la frustración flaquea mis rodillas
Al influjo del requiebro retenido, escapa en los enigmas del pase de serpiente
Pasea la manzana no servida, asoma la tentación del dios de los infiernos
Y resuenan las estridencias mortales de las flaquezas, cobardía ante la muerte
Ante el macho de la noche que ruge su reinado sobre los límites del susto
Retiro mis apuestas contra el escarnio de la derrota, humillo hacia el suelo
En oración de retirada, bajo las picas del desconocido vencedor de la luz
Sin ruegos a Dios ni a la virtud de los hombres lanzo campanas de guerra
Ya desde mi cuerpo crecerán laureles y palmas, sobre mi pecho su único altar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario