Fue mandado el amor obediente al poblamiento de todos los confines
Brillaron los reflejos totales de unos versos hechos a trasluz de lo preciso
Cuantum inseparable del verbo convenido en zumos del parto y sus rayos
En unos abrazos truncos por ataques de fobias humanas y contiendas
Existenciales. Una extendida ausencia de plumones machos sobre el nido
Delinearon el frío en la oscuridad de noches cerradas a los navegantes
Asma y desvelos, suspiró silbos terribles contra el oído y alma de madre
Entonces la nave portadora de alivios consumía los pasos del peregrinaje
Sin puertas abiertas ni hora cierta para acallar los violines de sus bronquios
En números de costillas como cuerdas que vibran en tonos de impaciencia
Cuando desespera la tristeza despierta que nubla de lágrimas los cristales
Así, en las glándulas del vientre comprimido se retorcía la desesperación
Tormentas anegadas de inciertos me aplastaban bajo el yerro en cultivo
Descendieron de los cerros divinos los tabloides de los santos mandatos
Los dioses impulsaron las brisas de mis dichas y se hizo su presencia
Hecha prominencia en llamas de infancia y fantasías, adolescencias y fuegos
Ya mujer inserta en el denso de virtudes y privilegios ante el bien y el mal
Del bien y sus expansiones que extiendes desde lo firme del buen saber
Del mal y sus distancias imposibles de tocar tus sentidos y pensamientos
Ríos de confluencia eterna somos agua y cantidad del mismo trazo
Lago de corrientes circulares, hija de mi mismo piso y misma canción.
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