jueves, 24 de julio de 2014

QUIEBROS




Fue mandado el amor obediente al poblamiento de todos los confines

Brillaron los reflejos totales de unos versos hechos a trasluz de lo preciso

Cuantum inseparable del verbo convenido en zumos del parto y sus rayos

En unos abrazos truncos por ataques de fobias humanas y contiendas

Existenciales. Una extendida ausencia de plumones machos sobre el nido

Delinearon el frío en la oscuridad de noches cerradas a los navegantes

Asma y desvelos, suspiró silbos terribles contra el oído y alma de madre

Entonces la nave portadora de alivios consumía los pasos del peregrinaje

Sin puertas abiertas ni hora cierta para acallar los violines de sus bronquios

En números de costillas como cuerdas que vibran en tonos de impaciencia

Cuando desespera la tristeza despierta que nubla de lágrimas los cristales

Así, en las glándulas del vientre comprimido se retorcía la desesperación

Tormentas anegadas de inciertos me aplastaban bajo el yerro en cultivo

Descendieron de los cerros divinos los tabloides de los santos mandatos

Los dioses impulsaron las brisas de mis dichas y se hizo su presencia

Hecha prominencia en llamas de infancia y fantasías,  adolescencias y fuegos

Ya mujer inserta en el denso de virtudes y privilegios ante el bien y el mal

Del bien y sus expansiones que extiendes desde lo firme del buen saber

Del mal y sus distancias imposibles de tocar tus sentidos y pensamientos

Ríos de confluencia eterna somos agua y cantidad del mismo trazo

Lago de corrientes circulares, hija de mi mismo piso y misma canción.

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