sábado, 24 de diciembre de 2016

DOLOR Y RESIGNACIÓN

Nunca duele la muerte, mas, cuanto nos hiere la vida
Cuando la suerte  de morir anega en su frente los ríos
Oscuro fin del horizonte, extremo evento de fríos
De hondura Universal, de vuelta al origen en esta ida

Me duele su mirada sorda y agotada, de vahídos
Saldo sin vencimiento de esta irrevocable tristeza
Mas que mía del bien de la vida que pierde la pureza
Ampliada a la altura de sus gracias divinas, sin ruidos

Mis ansias desalentadas  se miran en los espejos
De aguas luneras de otros tiempos lumbres de sus ojos
Fueron los mágicos soles soñolientos, grises, rojos

Miro esas zanjas marcadas de angustia en vivos reflejos
De enigmas insondables van tras inciertas turbulencias
Mezcla resignada de tolerancias, giros y urgencias.

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