Nací a destiempo,
los atrasos de luna me acomodaron entre asombro y fuego.
Era un espacio de miedo agotado
enredado por cadenas,
emancipado, despertó en un territorio de luz.
Quise asistir y ser adulto en este trayecto de trueno,
a esta edad de furia,
a esta rabia del tiempo;
pero no fue posible.
Al cuarto aniversario de mis tardanzas
debí conformarme con caminar torpemente por entre estatuas caídas, charreteras ajadas,
pasiones desbordadas,
insignias derrotadas,
conciencias enardecidas,
cortesanos de rodillas
rostros envilecidos;
junto a un ejército de espíritus insurrectos;
Ya no era La Era
Era solo la cabeza que yacía decapitada,
junto al bicornio desgarrado por el hachazo insondable del viento del tiempo:
y fue la patria como mi madre,
era niña la democracia,
pudo ser mi novia,
la amé sin bien conocerla,
lucía radiante y bella,
pero débil a yacer
después, con el uniforme escolar sudado,
calzones y dientes en renuevo ,
vueltas de escuela al doblar de esquinas,
me sorprendió la primavera.
los atrasos de luna me acomodaron entre asombro y fuego.
Era un espacio de miedo agotado
enredado por cadenas,
emancipado, despertó en un territorio de luz.
Quise asistir y ser adulto en este trayecto de trueno,
a esta edad de furia,
a esta rabia del tiempo;
pero no fue posible.
Al cuarto aniversario de mis tardanzas
debí conformarme con caminar torpemente por entre estatuas caídas, charreteras ajadas,
pasiones desbordadas,
insignias derrotadas,
conciencias enardecidas,
cortesanos de rodillas
rostros envilecidos;
junto a un ejército de espíritus insurrectos;
Ya no era La Era
Era solo la cabeza que yacía decapitada,
junto al bicornio desgarrado por el hachazo insondable del viento del tiempo:
y fue la patria como mi madre,
era niña la democracia,
pudo ser mi novia,
la amé sin bien conocerla,
lucía radiante y bella,
pero débil a yacer
después, con el uniforme escolar sudado,
calzones y dientes en renuevo ,
vueltas de escuela al doblar de esquinas,
me sorprendió la primavera.
Me sonrió al mirarla
seguí de largo junto a mis cuadernos.
habituales de mi mochila,
pelotas y guantes;
sin entender el lugar de mis rodadas;
junto a las paredes se imponía interminable y feroz la alambrada
con sus amenazantes molinillos de púas.
mi último día de juegos fue también el de la inocencia,
las púas fueron cuchillos a la carne rasgada como jifas
siempre dejaron atrapadas mis fantasías,
mis correrías y nostalgias.
como tatuaje al descampado,
aferrado sin embargo al recuerdo de la ciudad humeante desde la cenizas de metralla y muerte,
danzando en un espiral interminable de cuerpos y muros calcinados,
casas y torres destrozadas
donde una bandera ondeaba resquebrajada
en lontananza vislumbrada yacían sus fueros,
como arquitectura sutil de la utopía.
Luces nubladas de hoy
Siguen las desgarraduras abiertas por la bayoneta extranjera
Coalesce sin piedad la bestia que engarra el verde del pensamiento
roto por el relámpago perdido de una tregua
Fue textura de cieno y oprobio,
Allí se sacudieron los antes del pueblo ,
como la RESTURACION.
De cara al sol, sin meditar los olvidos,
esposado, amortajado y humillado.
Francis tomo su bandera
púber aprendido temprano en el arte de volar como gaviota
Conquistador de los astros,
transgresor truenos y fuegos tormentosos
estremecidos en ríos de relámpagos infinitos
¿Cómo pudieron desde el hoyo de Ciudad Nueva resistir el embate de los demonios ?
Inmolación juvenil sin padre ni hogar
Solo la hirviente dignidad conminaba a dar la frente
embebidos entre alimañas,
alternado por bestias,
saltar la cerca,
ver a Dios,
escalar quimeras,
trascender al hombre
atravesar las alambradas,
Donde crear visiones de cielos y espejismos del mar?,
Se acumuló el calor de mi sangre
majestuosa cotidianidad de dioses
Se instaló la academia entre los fierros de mis huesos
desde los deslumbrados trayectos del cielo.
No se desvanecería la luz que atraviesa las sombras
al aflorar la infamia
huestes de la mentira,
Progenidos del delito y las torceduras
burladores frustrados del Cosmos sideral
Soy el rostro cierto del soldado
Del cuartel acuñado en la dignidad del metal que fragua y forja a yunque y martillo
Soy el fusil humilde de los claveles
Erguido sobre la mugre de las cavernas y sus alimañas nocturnas
Himno y flor que no se rebate entre muladares de odio y sangre
Tras el sueño del hombre estremecido al crecer
en el amar a la patria limpia y soberana
justa y plural de todos
Asumido guardián de su bandera
Escudo inconmovible contra nubarrones de cenizas convictas.
seguí de largo junto a mis cuadernos.
habituales de mi mochila,
pelotas y guantes;
sin entender el lugar de mis rodadas;
junto a las paredes se imponía interminable y feroz la alambrada
con sus amenazantes molinillos de púas.
mi último día de juegos fue también el de la inocencia,
las púas fueron cuchillos a la carne rasgada como jifas
siempre dejaron atrapadas mis fantasías,
mis correrías y nostalgias.
como tatuaje al descampado,
aferrado sin embargo al recuerdo de la ciudad humeante desde la cenizas de metralla y muerte,
danzando en un espiral interminable de cuerpos y muros calcinados,
casas y torres destrozadas
donde una bandera ondeaba resquebrajada
en lontananza vislumbrada yacían sus fueros,
como arquitectura sutil de la utopía.
Luces nubladas de hoy
Siguen las desgarraduras abiertas por la bayoneta extranjera
Coalesce sin piedad la bestia que engarra el verde del pensamiento
roto por el relámpago perdido de una tregua
Fue textura de cieno y oprobio,
Allí se sacudieron los antes del pueblo ,
como la RESTURACION.
De cara al sol, sin meditar los olvidos,
esposado, amortajado y humillado.
Francis tomo su bandera
púber aprendido temprano en el arte de volar como gaviota
Conquistador de los astros,
transgresor truenos y fuegos tormentosos
estremecidos en ríos de relámpagos infinitos
¿Cómo pudieron desde el hoyo de Ciudad Nueva resistir el embate de los demonios ?
Inmolación juvenil sin padre ni hogar
Solo la hirviente dignidad conminaba a dar la frente
embebidos entre alimañas,
alternado por bestias,
saltar la cerca,
ver a Dios,
escalar quimeras,
trascender al hombre
atravesar las alambradas,
Donde crear visiones de cielos y espejismos del mar?,
Se acumuló el calor de mi sangre
majestuosa cotidianidad de dioses
Se instaló la academia entre los fierros de mis huesos
desde los deslumbrados trayectos del cielo.
No se desvanecería la luz que atraviesa las sombras
al aflorar la infamia
huestes de la mentira,
Progenidos del delito y las torceduras
burladores frustrados del Cosmos sideral
Soy el rostro cierto del soldado
Del cuartel acuñado en la dignidad del metal que fragua y forja a yunque y martillo
Soy el fusil humilde de los claveles
Erguido sobre la mugre de las cavernas y sus alimañas nocturnas
Himno y flor que no se rebate entre muladares de odio y sangre
Tras el sueño del hombre estremecido al crecer
en el amar a la patria limpia y soberana
justa y plural de todos
Asumido guardián de su bandera
Escudo inconmovible contra nubarrones de cenizas convictas.
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