En tonos definidos de tu voz sensual me timbra tu aliento como neblina de luna nueva en madrugada que duerme sobre el arroyuelo en cascada, tan sutiles como estambres de carolinas recién amanecidas.
Turno del comensal, abejorro infalible que llega a explorar tu miel en flor y a conjugar tus entrañas
Compelidas a amarse por los dioses de los hombres y las lluvias, de los truenos, centellas y el futuro
Mismos son los dioses de las montañas, sus flores, frondas verdes, los fértiles colores del arcoiris
De los crepúsculos románticos y los diamantes del amanecer, mismo dioses de esfinges nocturnas
Lagartijas y reinas aladas, águilas y colibríes, orcas y salmones, como dioses de palomas y gavilanes
Que copulan en plenas libertades cuando los hervideros hormonales resuenan en los pulsos del amor
Se acercan las semillas del fruto maduro, del bien de la vida, apremio que hace ascender el alma.
Turno del comensal, abejorro infalible que llega a explorar tu miel en flor y a conjugar tus entrañas
Compelidas a amarse por los dioses de los hombres y las lluvias, de los truenos, centellas y el futuro
Mismos son los dioses de las montañas, sus flores, frondas verdes, los fértiles colores del arcoiris
De los crepúsculos románticos y los diamantes del amanecer, mismo dioses de esfinges nocturnas
Lagartijas y reinas aladas, águilas y colibríes, orcas y salmones, como dioses de palomas y gavilanes
Que copulan en plenas libertades cuando los hervideros hormonales resuenan en los pulsos del amor
Se acercan las semillas del fruto maduro, del bien de la vida, apremio que hace ascender el alma.
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