Luceros eternos que amanecen las madrugadas de mis melancolías
Reto a las profusas alegrías y sinfonías silvestres de la primavera
Son tus ojos, furiosas flechas en llamas corregidas al divino azar
Perlas disparadas como rayos, fijos en los reguardos de mi alma
Una risa, una sonrisa, un beso, al candor de solo escogidas palabras
Temblor de unos labios congelados bajo el susto del frío incierto
Niña encarnada de mujer en vuelos de primorosos aromas y colores
Poema hormonal de adolescencia que estalla en humores y salivas
De olores y rumores sexuados, quebraduras de pasos y caderas
Silueta empinada de espaldar y pechos de estrenada inflorescencia
Alma de fuente natural, naciente arroyuelo que fluye a mojar la raíz
De la vida y sus ascensos divinales al resplandor puro de tus ojos
Transparentes, llovidos de pasiones tan vírgenes como tu vientre.
Reto a las profusas alegrías y sinfonías silvestres de la primavera
Son tus ojos, furiosas flechas en llamas corregidas al divino azar
Perlas disparadas como rayos, fijos en los reguardos de mi alma
Una risa, una sonrisa, un beso, al candor de solo escogidas palabras
Temblor de unos labios congelados bajo el susto del frío incierto
Niña encarnada de mujer en vuelos de primorosos aromas y colores
Poema hormonal de adolescencia que estalla en humores y salivas
De olores y rumores sexuados, quebraduras de pasos y caderas
Silueta empinada de espaldar y pechos de estrenada inflorescencia
Alma de fuente natural, naciente arroyuelo que fluye a mojar la raíz
De la vida y sus ascensos divinales al resplandor puro de tus ojos
Transparentes, llovidos de pasiones tan vírgenes como tu vientre.
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