martes, 22 de noviembre de 2022

A RICARDO NIEVES

A cualquier bachiller de algún liceo rural recién inaugurado, en cualquier batey numerado, bien puede excusársele, el supuesto de no conocer cual es la relación de ventajas y desventajas que caracteriza el intercambio comercial entre los movimientos económicos que activan y florecen desde la sociedad comercial dominicana Vs. la sociedad comercial dominicana, sin embargo, al Dr. Ricardo Nieves, científico, filósofo, jurista, economista, epistemólogo, formado en las más refinadas universidades de la Europa de Gutenberg, Eistein y Adam Smith, mal le luce hacerse el desentendido, que, guiñando un ojo y cerrando el otro, se propone hacernos pensar que solo por complacer los activistas del Exodo bíblico criollo, vale maldeir el chiripeo de las cotorras que dejan caer briznas de guandules secos a través de algunas parturientas extranjeras que llegan a multiplicar la obrería necesaria, imprescindible para que siga floreciendo el proceso económico dominicano, como bien justo lo sabe el Dr. Nieves, que brota como resultado de los transables beneficios de esa mano de obra que nuestro incipiente capitalismo logra recoger. Mal, feo, lo mismo que a su amigo Dr. Scundino Palacios, les arrastra ese remiendo salpicado de faltas de sinceridad, falta de verdad conecptual, toda vez que bien saben que esas boronas no hacen, sino, abrir carreteras por los que se transporta esa minería obrera que sustenta el explosivo surgimiento de la economía dominicana, basada en la obrería que cultiva la alimentación agrícola del turismo, su hostelería y casi toda la fuerza muscular, a precios de utilidad transable, capitalizable, tan ventajosamente aprovechada.

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