lunes, 21 de noviembre de 2022

INDICISMO Y EPIGRAFISMO

A partir de la entusiasmada apertura política generada como resultado del ruidoso cambio operado en la dirección del Estado Dominicano al ser acogido, aun a regañadientes del gobierno encabezado por el Dr. Joaquín Balaguer, el acenso electoral de la oposición política, fueron activados algunos cimientos del activismo cultural juvenil, como bien lo fuera, el caso de las artes literarias, la pintura, la música, la cancion popular, y, de modo muy sensible, la proliferación de nuevas formas estéticas aplicadas al contenido de la poesía, Surgieron movimientos que convirtieron sus energías emocionales y estéticas, en nuevas formas de esctructurar el verso y la estrofa, acostumbrados estos, desde los tiempos de las dolorosas frustraciones atornilladas bajo la férula trujillista y luego las cinicas arremetidas del balaguerismo de la Guerra Fría, a gritar y llorar los dolores y rebeldías estudiantiles y juveniles en general. Fue, entonces, cuando floreció una nueva camada de jóvenes muy academizados, sin preocupaciones mayores, ante la distensión y apertura ideológica que ya no acusaba los acosos políticos del inmediato ominoso pasado balaguerista. La nueva estética, ya no se extendería más sobre sangrientos atropellos. Resurgieron las loas al amor, las flores, las tardes de lluvias, las noches y, como novedad que caracterizó el momento, el psicologismo profesional como esnobismo del argumento importado de la siempre vigente Europa, estandarte indiscutido y siempre fielmente, obedecido y adorado desde nuestra matriarcal dueña de nuestros ánimos culturales. Como consecuencia de los destacados esnobismos, como era de esperarse, sugieron caricaturas con todos los tonos del comportamiento colonial, característico de estos fenómenos del proceso evolutivo y civilizador humano. El encabezado de los poemas, a partir de versos o pensamientos originales de autores renombrados, se convirtió en norma retórica, casi obligada, tanto que con frecuencia, el selecto epigrafe, tendía a tragarse el contenido mismo de la propuesta poética pretendida de ser puesta enscena. Un destacado poeta, muy reconocido por su activismo cultural, orientador colaborador consuetudinario, muy respetado, siempre ofrecido de buenas ganas a colaborar con los nuevos grupos surgidos, en algunas ocasiones, nombró esta tendencia a la colocación inmotivada de epígrafes, como "Epigrafismo", sonreído, el mismo, nos comentaba: "oye, suena bien" !. En términos parecidos, en otra ocasión, por igual, se refirió a lo que titularía: "Indicismo", referiéndose esta vez, a algunas obras elaboradas como poemas construidos en forma de un verso único, que con frecuencia, etos no excedían en letras y palabras, al propio título del poema ofrecido, de modo que, según la apreciación del experto exégeta de la poesía, bien podría hablarse de una coleccion, títulos o "indices" de poemas, pensados pero no terminados, a cuyo estilo bien merecía denominar: "Indicismo".

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