sábado, 22 de enero de 2011

Doña Fresa Creó el Mundo


Fresita creció como todas las niñas crecen, para ser amada,
parir sus hijos y sean cristianos hijos de Dios


Una mañana, un día de Sol, una tarde nublada, una noche de luna, una madrugada
de tormenta


Una y otra vez, hasta contar hasta diez antes de perder la cuenta, de
Enero  a Diciembre

Nacía uno, hembra o varón, para ser amamantado hasta lo que duraba la
próxima postura tras el portal


Ella le hablaba en oración al amanecer, los gallos cantaban
sus pensamientos, La Virgen los escuchaba


Siempre La Virgen escuchaba las oraciones, siempre salidas de su alma
purísima, siempre humilde

Sus días corrían como los días corren por los caminos de los
campos del Cibao, paridos de flores y frutos 

Donde una comadrona siempre ocupada comparte la suerte de las tisanas
con los sanadores divinos

Doña Fresa nunca oyó hablar de mutaciones genéticas, clonaciones, de lluvias
químicas ni feromonas

Sinembargo su ciencia le enseñaba a lavar los jarros de la leche porque el
demonio lamía los restos y les dejaba sus vahos.

Los vahos del demonio provocan Colerín a los niños mal santiguados y mueren

Así fué como Doña Fresa logró, siempre siguiendo los consejos de La
Virgen, salvar diez de sus críos

 Porque luchar contra el demonio y las brujas que se chupan los niños  nunca ha
sido fácil en El Cibao

Pero cuando la mano de La Virgen toca  los niños, todos los
vahos endemoniados se alejan de la casa

Doña Fresa lo sabía y vivió siempre colgada a los pies de su
infalible devoción, santa como su pensamiento.

Sólo La Virgen pudo haber sido madre más santa que Doña Fresa, más
entregada, de más puro amar

Iba todos los días a los manantiales para buscar agua limpia, siempre hervía
los pañales de los niños

Porque es bien sabido que los vahos de los demonio le huyen como
a La Cruz a las aguas calientes

Asímismo  siempre supo que  huyen en los vapores de los alimentos hervidos, limpios y sanos

Ella bien sabía que los demonios se vuelven cucarachas y ratas para dejar
sus vahos durante las noches

Así sabía resguardar con sales las carnes, porque supo que los demonios también
les huyen a la sal

Uno a uno de sus hijos iban aprendiendo a ser, como su padre los varones, como
su madre las niñas

Inclinados rogaban la bendición a sus mayores, obedecían sus consejos,
aprendieron de su amor

Nunca recibió castigos, nunca repartía castigos, Doña Fresa enderezaba
con paciencia sin subir la palabra

Cada uno aprendió a cuidar el tabaco de las babas del demonio que al
escupirlas dañaba las hojas.

Aprendieron a trabajar en los cultivos y en los ranchos,
pero un día el tiempo creció sobre los unos y las otras.

Los muchachos iniciaron sus ritos de escapes, unos y
otras, se fueron tras las luces y los ruidos

Volvían para anunciar las rutas hacia sus nidos alejados, Doña
Fresa los encomendaba a La Virgen

Los entregaba en sus oraciones y los bendecía con los
mensajes consejeros de La Virgen amada

Cada hijo, cada sobrino, cada nieto, cada cual sabía que
a Doña Fresa le hablaba la Virgen con su voz

Su Virgen la cuidó cada día, cada instante, hasta que un día,
saturada de amar y del amor de todos

Entregó en oración su alma a La Virgen, voz callada y labios inocentes
se elevó al Cielo, junto a  Dios.

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