Las armonías de
su voz resonaban con los latidos acelerados de mi espíritu encantado
por la diosa
Erguida tras su atrio la poeta declaraba su
alma con versos de palabras bajadas por ángeles del cielo
Discurrieron
sus sueños entre la música de los versos cuales corrientes de
arroyuelos de vergeles
Historias de
aguas y mares, de ninfas, sirenas y nereydas discurrían la imaginación de los
convocados
Clara y
bella, su silueta de colegiala tierna armonizaba con su
voz primera de corista adolescente
Arreglada la
partitura de la ópera de cantos en versos como epopeya servida entre intelectos
únicos como zumos
Agrios, dulces
y amargos, emparejados triunfales asaltos con retrocesos y equivocados
lances
La Poeta
derrochaba letras disciplinadas, ordenadas al ritmo de las trompetas de
éxito final
Profunda la
razón de sus motivos encarnizados en el honor del tránsito vital de sus cumbres
Avistadas desde
las lejanías por piratas de la nocturnidad que nos apostamos entre
acantilados invisibles
Camuflados
entre los colores oscuros y sombras de cavernas en
complicidad arreglada con las olas
Caóticas,
gigantes y ruidosas. La poeta, sinembargo, sabe de acechos eternos, sigue
su lectura
Desprevenida
desde su atalaya infranqueable, grandiosa, salvada por lanceros servidos a sus
pies
Acorazada de
letras, pensamientos de fronteras sin límites finitos, abarcan sus prados
blindados
Clara y bella,
sinembargo, feromonales penetran los efluvios de su aliento y calor de mujer
Más allá de las
letras, de sus alfiles, torres y armaduras, los piratas no rendimos la
conquista.
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