martes, 25 de enero de 2011

FANTASÍA UNICA






Ella era única entre todas las divinidades del bosque de mis fantasías






Era más bella que un ángel escogido de Dios para definir la belleza






Ella iniciaba la vida de las virtudes cantadas en mis libros infantiles






Era la luz única de mis fantasías para alumbrar  mis sueños alados






Ella era la paz de mis coincidencias con El Cielo de mi Primera
Confesión







Ella conducía los hilos de mis voluntades con su voluntad como la
imaginaba.





















Sus Cabellos






Sus cabellos iban terminados en olas negras que rompian en arcos contra
sus hombros







Corridos suavemente desde su frente apenas
liberada por algunos espaciados entre sus hilos







Tupidos como  mar de noche en calma, su brillos
reflejaban escondidos los rayos del cielo







 Sus ondulaciones danzaban en vaivén de elásticos desplazamientos
como hilos con memoria














Cuando siempre al tiempo de sus palabras breves sobre su cuello largo giraba su cabeza en temblores de cortos asombros.






Eran como la mantilla del honor de señorita que florecía entre los
jardines de sus días.





















Su voz,






Su voz era una caricia de eufonía musical no igualado jamás ante mis
oídos sintonizados en su solas ondulaciones.







Bibravan sus notas en tonos de violín afinado para
sinfonías de coros infantiles







Cada palabra era un himno cantado tras unos labios
escoltados por jasmines abiertos al rocío







Quebraba unas sílabas tras otras con su ternura adolescente
de trece primaveras







Niña temprana de palabras infantiles pronunciadas siguiendo la
escuela maternal para ser princesa







Solamente Dios puede saber como es de imposible que nunca olvide su
candor.





















Sus Ojos






Sus ojos sabían fijarse hacia delante con brillo mojado por la
inocencia sorprendida







Por mis palabras emocionadas, diluido en gestos irreverentes imposibles de
ocultar







Sus párpados parecían dormirse en la quietud de las órbitas desvanecidas
en mis ojos







Pestañas enternecidas en la humedad de sus definiciones
extendidas de su negro natural







Hacían brotar de su mirada un efluvio  irresistiblemente seductor, hasta la
paranoia del desvelo







Una inmensa neblina de pasión desbordaba mis entrañas, me
ahogaba en emotivas lascivias.





















Sus Labios






Sus labios parecían vibrar al mismo ritmo caótico del temblor de mi
aliento desesperado,







Un idescriptible juego de sus labios de
sangre reflejada recorria la mordida de un lado al otro,







De una isla de rosas surgía la fuente apropiada para
el decir de sus palabras casi en silencio







Sutiles de verbo en inclinado acento colegial, breves y
precisas poesías de niña prodigiosa







Eran la carne frágil de la infancia que se volvía mujer,
inexplorada, casi para no tocarla.





















Sus Manos






Sus manos se dejaron extender en saludo de un segundo interminable
en mi reloj detenido







Nada, nada podía ser tan inmaterial   como el
plumón aceituna de su piel imperceptible







Le salían los dedos desde su palma
como brotes improvisados en un lirio rosado en
primavera







Percibían mis manos el imaginario ruido del flujo púrpura de sus
corrientes vitales







Eran las manos soñadas de las infanta inspiradas en los reinos del
agua de ninfas y nereidas







Eran las manos sagradas de los angeles adolescentes en los
retablos anticipados de Miguel Angel.





















Sus Pechos






Disimulada silueta de higos verdes bajo el lienzo de las sedas de una
blusa privilegiada







Nunca habría signos válidos ante un sublime poeta de Dios para
describir su latencia virginal







Dos polluelas reverenciadas, candial ligero de
los trigales de la reina para las hostias del sacramento 







Paridad insoluble en líneas paralelas de virtud definida bajo la
indiscreción de una mirada casual







Así mis latidos corrían revueltos en razones contenidas en la cultura de
mis oprimidas declaraciones.





















Su Cintura






Se desglosaba su cintura en suave delineado hasta el ancho perfecto de
sus caderas recién abiertas







De vueltas completas en líneas increíblemente definidas como asiento de
mujer formada para amar







Iban cayendo las marcas de unas piernas talladas a la corrección de
diamantes de los museos reales







Desde sus pies hasta sus rodillas, se iban llenando sus pantorrillas en
hinchada y armoníca lisura





















Sus Pasos






Sus pasos torneaban la brisa suavemente con la cadencia de las sensuales
danzas por la vida misma







Tremolaban las piezas de sus vestidos embrujados en compromisos
guardianes ante mis deseos







Se escandalizaban los fríos de mis sudores irredentos cargados de trazos
hormonales inocultables







Cuando a su paso un dulce aliento de feromonas
inadvertidas detenían en sus hechizos mis respiros.





















Sus Recuerdos






Sus recuerdos son mi fantasía única escrita en mis imaginarios de
lo  perfecto







La  luz  de las noches determinadas para los reflejos
ciegos  y mudos del  ocio







Son la música de las canciones de la nostalgia vestida de adas  maravillosas.













































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