Redivivo, nadie me ha de esperar con cargas de nostalgias, ansiedades ni revueltas
Mientras los horarios y las fechas se van diluyendo entre los amores evaporados junto a los sueños
Petrificadas, sin embargo, van quedando las obsesiones enquistadas en los surcos de nuestras venas
Ocasionando la asfixia durante las noches desesperadas que ansían recibir las luces estrelladas del brillo
Rutilante como el de sus ojos, siempre despiertos, pero siempre lejanos de la quemante verdad
Tumbáronse contra el césped descampado mis proyectos de viajes infinitos en mi nave perfecta
Alimentada de impulsos juveniles inagotables y de risas sin miedos a los confines del universo
Nuevos aires ligeros y tibios llegan por mis ventanas anunciándome que estos recuerdos liberan sus alegrías
Cediendo su compostura cimbreante al ritmo de las quebraduras y los acodos de sus caderas
Me infligen sus punzadas con el fino decir de sus decires, vivaces como de víbora enrojecida
Atizadas las flamas fulgentes tras el incendio de sus risas por los demonios de su cohorte infernal.
Anciana es la noche que se pierde en la asíntota infinita de la oscuridad de mis horas por desvivir contando los astros.
No volverán mis temblores de rodillas, las mojadas inconfesables ni mis sustos sobrenaturales a acelerarme el pensamiento
Irredento serviré las muletas de mi resignación al Dios de los amores inconclusos pero irrenunciables.
Regresaré a desandar las aceras de la aldea abandonada, una mañana reluciente, una tarde de sol y otra nublada
Rezaré tu nombre caminando de codo a codo los patios escolares, las callejuelas difusas y los bordes de tu casa
Ordenaré una oración a la memoria de nuestros padres, amigos y hermanos que miraron nuestras miradas.
Nuestros amores seguirán viajando sobre la nave eterna de los pensamientos hasta descubrir el cruce abonanzado del amor que aun nos espera.
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