sábado, 13 de octubre de 2012

SOLEMNIDAD

Esta madrugada escribo  versos  para Laurita salpicados de lágrimas 

La cerviz doblada bajo el peso de mis culpas traídas desde lejos sin razones

Desde los tiempos  de tu primer mirada, tu primer grito, tu primer jadeo

De los recuerdos perdidos, de tu primera palabra, de tu primera mojada

Faltan en mis recuerdos un primer paso, una desnudez inocente, un apuro

Me sobran sin embargo los tormentos y laceraciones de esas ausencias,

Me sobra el hechizo del amor sellado en un beso que se derrama en lo perfecto

Tu dulce timidez, lo cándido de tus ojos redondos, lo tierno de tus dedos

El silbo sin tonos de tus palabras inauguradas entre la boca casi cerrada,

A la media mañana, un encuentro de cálculos y acuerdos sin mismo saberlo tú

Me valió un beso como los mil de toda una vida, fusión al calor de las mejillas

Mi piel curtida de vadear soles y tormentas tras largo fajinar las madrugadas

Picaría los nervios la confusión en tu carita negra resuelta en limbo y sorpresa

Resplandor de la niñez, brotaron tus propias palabras, preguntaste mi nombre

Se inundaron mis pestañas, desahogué mis instintos en abrazos nerviosos

Rugían el amor y lo sublime en armonía coral, al ritmo en galope de mis latidos

La solemnidad de mis excusas se diluía entre las dulzuras de su confianza, así,

La hora y la sin-piedad de lo tarde, más abrazos y besos, otro adiós, más dolor.


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