domingo, 12 de enero de 2014

ANNA MÍA


Hubo ser jueves cualquiera de un Noviembre prevenido de luces y artificios

Al margen, la madrugada abierta, Anna, resonabas en los trinos de trompeta

Ondas y armonías vibran tus oídos en aun rica oscuridad de signos y dioses

Entre  las brisas corrientes de Sur a Norte, ascendió el legado de tu nombre

Reina concebida por obra y gracia universales en la doble voluntad de Dios

Reluz de azabache concebido a la precisión de tiempo y raza de lo perfecto

Arribaste coronada de único plumón tupido, bola en arrebol de terciopelo

A ser amamantada sin horarios ni medidas para hacer sonreír tus universos

Cada vez al mismo ritmo de las alarmas heredadas desde luces ancestrales

Alzadas las flores de la primavera siguieron a tus pies y dedos los números

Contados al ritmo de tus verdades, sirven a justo tiempo el cada amanecer

Jamás aparejó agua la tristeza desde las fuentes donde bañas tu puritud

Eres en tanto ya arpa de un pájaro migrante que vuela de viaje hasta El Sur

Donde los inviernos se desdoblan al al revés de nuestro cielo tropical 

Entre hielos y noches consumidas por aves marinas, vientos y metálicos ríos

Tan grandes cual dioses creadores, dueños del bien, el mal y la uva del vino

Carne natural, alimento de avalanchas, hervidero de días sin pausas ni retornos

Guardiana eres del verde de la vida, de su luz y su aliento, tesonera de paz 

Aliento del futuro último de todos los hijos en ruta hacia la infinita completud

Rejilla abierta sin recelos a las luces de la expansión feliz del humano hecho

Paradigma olímpico de sueños, anhelos vertidos en materia del pensamiento

Ópera terminada eres, lo perfecto de suelo a cielo, virtud de nuestras vidas 

Te amo cuan te he amado más allá de la vanidad, del principio y del fin.



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