martes, 21 de enero de 2014

LOS DONES DE MAO

Mao, medio nombre de su medio cuerpo, socio infantil de cacerías a tirapiedras

Orquesta de ramos, banda de gomas y codo de suela, arma de caza y amenaza

Risa despierta entre mocos, puntería de precisón divina sin heroicas pretensiones

Creció si creció entre ramos y mañanas neblinosas como todos al fin crecimos

Entre silbos de grillos, aguaceros, ríos y arroyos, rayos y brisas, misas y letanías

Procaz virtud su ironía precisada entre sarcasmos contra necios, gordos y torpes

Libre de cuentas sobre levedad de su famelia sin alzada de ancas ni envergadura

Desjuiciado alguno jamás acumuló cargos ni castigos contra su mordiente risería

Inteligido a diligencia de encargos menudos por adelantada bendición de panza

Mal entusiasta de aulas y abecedarios, por reconocimiento virtuoso sus canicas

Aventajó su milagro a todos en todos los ruedos al terrazón de patios y caminos

Cada vez caí, perdedor favorito de sus suertes, valían la muerte sus sarcasmos

Siempre fuimos los otros vencidos, una y tantas veces, por todo signo sus dedos

Parejas con Dios fueron sus cuentas amarradas al celo despierto de tal fortuna

Caminos y caminitos nos llevaron a los charcos de peces, jaibas y crecedores

Sagos, guabinas, dajaos y tilapias novedosas, nunca sumamos juntos los demás

Bastante suma hasta las cuentas de sus cuentas, su bendición fue su bendición

Descamisado el regreso, tiritaban los fríos en nuestras costillas y labios cenizos

Mao cargaba su carga, los demás, clamor y pena, cristianas culpas de confesión

Arribaron horas, días y hormonas que hacían cantar los gallos en cada patio

En cada vena de nuestra sangre signada de nombres propios de los abuelos

Muchacho, canicas y peces voltearon mira y avistar la hombrada de gallerías

Las apuestas rezan en oraciones a la fina mirada de los comensales de su Dios

Vuelto el hilo de su mirada al tiempo eventual, Mao siempre vio la dicha de Dios.

Lloro su huida de la vida cuando aun me restaba pasar balance a las canicas

A los peces y a los pájaros, a los pollos de primeros botones de espuelas

A sus risas y a sus historias de aventuras y caminos atardecidos de muertos

A su desnudez y mi desnudez en los patios, arroyos y orillas del Relumbrón

Charco y peligro profundo alejado del lavadero de nus madres lavanderas

Pendientes apuestas nos esperan con las canicas en los bolsos de medias viejas

En las varas y cuerdas de pescas a las orillas de cualquier charquito verde-azul

Angostos son los huecos de nostalgia ajena para este sin par, perdido lagrimón

Oleaje claro con sabor a sal, sombra de neblina sobre el sol del alma abierta

Mi aliento tibio nubla la mirada, mis letras, memorial de homenaje a sus dones.




No hay comentarios:

Publicar un comentario