Los trillos corrían por los patios bajo las sombras de los cafetales
Al par opaco de la perdiz, el pardo de la hojarasca vestía el suelo
Silvestre, discreta, al silencio de sombras, una perdiz va sola
Pasan furtivos los predadores, esquiva se mueve sin delatarse
Libre, en invisible soledad escarba tras la vida, a suerte segura
A la media oscuridad, en vuelos mudos va cobrando en trechos
Rige un previo estar de observación al recinto seguro del nido
Original ventana despierta a la eternidad, sin excusas ni asuetos
Una hipérbole creciente de nervios y sangre dibuja unos pollos
Alma de retador levantado sobre el peso material de otros fueros
Prudencia de nobles ancestros, quietud sempiterna, razón jurada
Del Universo extiende sus giros de completa virtud y libertad
Alas tardías, carne de sobrevida, la perdiz persiste en vivir y vive
Burla una vez la muerte a pesar del halcón, el dragón y la mangosta
Vive la perdiz sin llamas, himnos ni guerras, la perdiz sobrevive
Sobrevive contra los siglos, los dones y fortalezas de bandadas
Sobrevive al invierno, las fronteras y la esclavitud del domicilio
Tras el dolor, aun artera jauría asalta sus heridas, una perdiz sobrevive.
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