Irresistiblemente hermosa como el pecado mismo
Encarnadura sensual que alimenta en mis heridas
Contemplación allende los tiempos, carreras perdidas
Anacronismo de sustos y espantos deshormonados
Conservador de ritos resecos al calor de brisas
Contradesérticas, vacías, inútiles y estériles
Remataderos de vida donde rinden los halcones
Desvanecidos en la nada de sol, polvo y noches frías
Rebelados contra el ordenamientos del mismo Dios
Contradecimos las garras del cuerpo y el pensamiento
Resucitemos contra la roca de entre los caídos
Enfrentaremos a ladridos, amor en los tejados.
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