Exordio y colofón de un verso abierto y cerrado al mismo instante
De un segundo consumido en palabras asidas a los primores del amor
Presagiado en los hilos transparentes de una mirada humedecida
Condensada en los húmedos destellos de ilusión que en sueños reverbera
Me compulsaba tu piel de jade sepia concernida a diosas de otras tierras
Cristal sin dueño de adolescencia entre libros y esperanzas de mujer
Devino el azar de los meteoros desclasificados, nos apostaron sus golpes
La piedad celestial signó lo justo, al tiempo encendido de los recuerdos.
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