jueves, 15 de marzo de 2018

CUANDO DIGA DIOS

Atardecen en  colores de llamas ahumadas el sol y las nubes
Vuelven las brisas frías sin el calor imaginado de tus respiros
Fantasía esencial, alimento y espíritu para mis pulsos vitales
Mentira del tiempo, esquizo acumulado en sueños quebrados
Mis palabras sin puerto a favor acosan la paz de tus reinos
Tras los surcos desvanecidos de olas calmadas, sin brisas ni sol
Resto final de mis tristezas acordonadas, en oración divinal
Cerraré mis últimos versos a tu nombre sólo cuando diga Dios.



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