martes, 3 de agosto de 2021

REPÚBLICA DOMINICANA: MERCADO INTERNO DE 22 MILLONES DE CONSUMIDORES

 Cualquier estudiante inquieto por acercarse a los conocimientos relacionados con La Economía Política del Estado Moderno, fácilmente comprende la relación o cociente implicado en los beneficios capitalizables en función directa a la producción y multiplicación beneficiada a partir de los rendimientos de la mano de obra  capaz de ser plusvaluada a través del intercambio monetario, siempre que la misma producción alcance a ser revertida mientras se retiene parte de su valor como ventaja capitalizable. 

En la medida que la multiplicación de esas ventajas capitalizables crezcan por encima de los equilibrios en los que se soporten esas ventajas netas, la sociedad que la sustenta, queda favorecida por  los aprovechamientos materiales propiciados por esa dinámica social. Sociedades económicas fundadas en la explotación económica de la mano de obra esclava, durante lo que se ha conocido como era de civilización humana siempre ha conocido ese ejercicio económico desde los primeros rudimentos de la cultura de las transacciones y los ahorros. 

Esa es la historia de la que partió la sociedad que dió origen al moderno capitalismo. La economía en la que se ha basasado lo que suele considerarse como riqueza de la Colonia Saint Domingue, regenteada por Francia, es la historia del aprovechamiento ultrarendido de la esclavización de medio millón de obreros. Es así como el crecimiento, luego del desmantelaiento del sistema esclavista francés, los restos benefician lo que que quedaría como Haití Español, que poco a poco pasa a ser favorecido por esa mano de obra semiesclavizada. 

Esa mano de obra masiva, por las mismas razones, según sigue beneficiando desde Africa, Asia, America Latina y medio oriente, al mismo modo de capitalización, es la misma que enriquece de forma extraordinaria, al sistema dominicano. A ningún estudioso profundo del sistema económico dominicano, se le ocurre detener seriamente el suministro de mano de obra en la que se sustenta la historia del crecimiento económico dominicano. 

El peso natural de la xenofobia, ha de seguirse incrementando, siguiendo los efectos lógicos, humanamente discriminatorios siguiendo las los parámetros trazados por las reglas de la evolución biológico-social, como ocurre en cualquier sociedad humana  y otras sociedades animales, sin embargo a cierta distancia de tiempo, la penetración y difusión interna, terminará, después de algunas crisis de violencia incrementando y allanando el natural mestizaje, impulsado desde corrientes internas como externas. 

El crecimiento económico y la transformación social propia de las circunstancias políticas dominico-haitiana, les pasarán por encima a las penas de Pelegrín Castillo, nos hagamos los pendejos o simplemente los cómplices de la verdad inevitable a pesar de los curas españolizados que desayunan chicharrones de haitianos.

Lo siento por los mulatos y mulatas que no se aceptan y se niegan a reconocerse como descendientes de esclavos importados desde Africa.

Ese mercado de 22 millones de consumidores, cuyo peso en la Economía del Estado Binacional Dominico-haitiano, gravita cada vez más en el crecimiento del Producto Comercial Bruto de su intercambio mutuo, amenaza en convertir esta isla en un proyecto de Estado economicamente explosivo, para el area de El Caribe y hasta de El Mundo.

  

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