domingo, 25 de diciembre de 2022

LA FEMENTIDA, RUMOROSA Y MISERICORDIOSA PIEDAD DOMINICANA

 

Reconocidos ejercitantes de la intelectualidad mediática dominicana, profesionistas de cualquier nivel, confesados dirigentes del partidarismo político, tanto gobernante, así como oposicionista, se dan citas en los mentideros  más encumbrados de la influencia social dominicana, desde empresarios, obispos y arzobispos, legisladores minusmarxistas, pironacionalistas del balaguerismo, anuncieros retorcidos del boschismo, cazadores negreros importados y nativos, editorialistas, tanto hembras  así como hombres. 

Emigrantes e inmigrantes, coinciden en propalar con voz altoparlante de evangelista en campaña, la supuesta piedad misericordiosa, desinteresada y caritativa de las dominicanas entregas manifiestas a través de históricas dádivas solidarias con las cuales, supuestamente damos muestras de conmiseración ante las desgracias económicas que sufre la sociedad humana que suple la barata mano de obra procedente del vecino Estado Haitiano. 

Todo ese derrame de cristianas expresiones, es referido al ventajoso intercambio de servicios a partir del cual se fomenta, crecidamente el ejercido colonialismo de plantaciones agrícolas desarrollado desde el empresariado internacional, norteamericano y europeo, que hoy se expresa a través del turismo de playas, la zonas francas y la obrería exportble. 

Un descontrolado aprovechamiento intensivo de mano de obra seviesclavizada, sirve hoy unos rendimientos de los capitales considerados hoy tan impropios como inconvenientes desde el punto de vista de las regulaciones competitivas internas para la sociedad comercial internacional, que Los Estados Unidos de América, ha sido movido a exigirle a una de sus empresas, que regule las ventajas competitivas desbordadas a partir de las cuales distorsiona el equilibrio reclamado por la compentencia interna en según su propio establecimiento comercial. 

Estas redituables distorsiones, sin embargo, servidas a través de la explotación de la mano de obra dominicana y haitiana,  mantiene un estado de equilibrio de innegable estabilidad social, coyuntural, que repercute en una baja tasa de desempleo que estimula el consumo masivo de bienes y servicios importados, la expansión del turismo, el bajo costo de la mano de obra rendida en empleos de Zonas francas y de la industria nacional local en general. 

Cierto es, sin embargo, que el ejercicio mediático del gobierno ha sabido explotar con suma eficiencia la exacerbada ignorancia y masiva opinión publica, patriotiquera, para convertir la mentira social y política en mentira económica económica, echándole los perros a la culpabilidad supuesta de la migración haitiana, tan deseada y necesaria para el asentamiento colonial de la economía isleña dominico-haitiana, sin la cual, como bien lo han expresado los Ministros de Estado, no sería posible aventajar con alimentos baratos, el creciente turismo dominicano así como las derivaciones propias de ese crecimiento convertido en levantamiento torres habitacionales, túneles, elevados, carreteras, cuatro por ciento para educación, funiculares y metro-trenes. 

La  mentirosidad, presente en toda esta historia, franca y llanamente, es la exhibida por los manejadores de la conducción de la moralidad pública, mediática, política y religiosa. Cometen un desconsiderado abuso sobre la confianza depositada en sus consejerías, al mentirle con desviaciones, a largo plazo perniciosas, como siempre es la mentira. Esta es, sin dudas ni más argumentos, la razón que impulsa la imprescindible y constante migración, valida o no valida, de "papeles", pero de altos rendimientos obreros, sobre todo, la "sin papeles", que, como en cualquier parte del mundo, siempre resulta mucho más rentable. 

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