miércoles, 21 de febrero de 2024

LA FE EN DIOS TIENE SENTIDO, ES BIOLÓGICAMENTE INTELIGENTE Y RAZONABLE

 

Los sistemas neurodigitales en los que se basan y desarrollan los complejos circuitos elctrónicos que rigen y sustentan la expresión de la inteligencia conformados en los sistemas biológicos, -incluidas las inteligencias humanas-, privilegian, en el caso de los humanos, estructuras electrodinámicas que materialmente lo inclina hacia la supervivencia y el desarrollo continuo ventajas optimizadas dirigidas al aprovechamiento de los consumos de propiedades como la energía, siguiendo la linealidad aparentemente irreversible, -por lo menos para la hasta ahora apreciada como variable "tiempo"-.

 Esas consideradas ventajas que se suman y concentran en favor de esos rendimientos, constantemente reivindicados por nuevos conocimientos que denominados como "científicos", siguen el cumplimiento ordenado, bautizado como "método científico". 

Esta citada ruta de acceso al ordenamiento sistemático de la dinformación, memorizada en forma de inteligencia, concede a la materia esa capacidad para sustentar o registrar su historicidad eterna, lo mismo que, -a decir de pensadores tan iluminados como Pierre Simón de Laplace-, la igual capacidad de proyectar hacia adelante, el determinado futuro del Universo Material. Sería así el modo paradigmático de concebir la conciencia de preverse cada uno, como ser humano inteligente, previsto como "Dios". 

Esta imagen, -por cierto, así citada en La Biblia Judeo-Cristiana-, sería una indubitada referencia a la admisión filosófica del concepto firmemente sentado y acentado en media ciudadanía de la población geográfica mundial. 

Un Dios, una meta natural de futuro imaginado, como existencia de eternidad, resulta entonces, inteligente, lógico, naturalmente razonable ante la razón humana, como sentido de eternidad circular, quizás irreversible, si acetammos la irreversibilidad de la variable "tiempo". Pensar en una meta, parece darle sentido a la versión material de la existencia del hombre. 

Contar con una imgen de divinización proyectiva, ejerce el peso del razonamiento que proyecta las luchas evolucionistas que dan origen a los afanes afanes humanos por alcanzar el perfeccionamiento divinal, ilimitado, eterno, como signo de medida, de esperanzas, de proyección infinita. 

Contar con un Dios, así, eterno, perfecto, como medida de razón y de fe, es inteligente, biológicamente lógico y de máximo sentido, abierto a todos los perfeccionismos morales concebidos, incluyendo supersticiones, poesías, espiritualismos y los más acendrados convencimientos más férvidos  y fehacientes.

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