Pensar en mi hija y hablarle con mis versos devino en obsesión
Principal por entregarle mis escasos todos, fondos y pobrezas
Del espíritu endeble de mi cuerpo vencido, doblez y sueños rotos
Fríos y miedos, sin sol ni lunas, oscuridad de nubes y tormentas
Torrencial avalancha de lodo, muerte, destrucción, escombros
Sangre sin vida de metas, ilusiones y cuerpos rotos sin memorias
Hundido en las grietas inflamadas del doble dolor tan inmenso
Como el Cosmos cercenado de su devenir que inspira mi suicidio
Justo, viable, apenas vindica clemente prestación mayor ante Dios
Razón de verbo y hechos consumados contra la llama de sus luces
Ningún destierro pule mejor el porvenir de los vivos que lo justo
Sírvanse ya los ácidos vinos de odres corrompidos y muertos
Prestos volamos a los infiernos los espíritus de fracasadas cosechas
Equipados con las ardientes carbones y rocas de nuestros hogares
Abrasados de excesos sin medidas, sin norte ni oriente, sin cauces
Hallarán su suerte en los humos y vahos de la carroña fermentada
En los abismos de mis culpas oscuras, pecadoras como serpiente
Sin regla de bien ni mal, sin refugio para la vida y el amor .
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