jueves, 10 de diciembre de 2015

FLORECIERON LOS ARBOLES TARDÍOS



Hoy regresan reprendidos pensamientos que se ahogaron en mi tierna adolescencia

Los profundos surcos de mi frente arrastran el humus de curtidos desechados de tormentas

Fué potranca comprimida en sangre  de alazán nocturno, sombra de mis secretas intimidades

Yo, transeúnte  vencido sin cabalgaduras  ni lanzas en las sublimes lides de mis confidencias

Propias, sin ventura alguna a favor, solo apagadas noches, desvelos y madrugadas sin sortijas

Conformaron mis ejércitos de ilusiones en penumbras, melancolías y ansiedades de fiera rota

La sal y el dulce se disolvían en los aires de tu nombre mientras se consumían mis esperanzas

Incendiáronse luces divinas a tu suerte, comprimidas fueron mis ansias, apagados mis reflejos

 A dormir echóse el tiempo de mi largo otoño cuando el antipolo florecía los colores de tu dicha

El océano de la inexistencia diluía el todo de algún rastro posible y Dios consagraba su final

Infinito es el Cosmos de la oscuridad y es la Luz para el mundo solo un caro y divino privilegio

Es suerte descubrir tu libertad, infinito bien de Lo Creado, vigilante densidad de mis esperas 

Este día de invierno consumido despiertan mis fantasmas fantasías, sueños aun vivos todavía

Florecidos los árboles tardíos, nos hallaron vistiendo primaveras, polen oteando entre la brisa

Abriendo madrugadas de rocíos, sinfonías de lluvias en los techos y corales de pájaros cantores    

Pintaremos así de nuevo El Cielo, en colores y nubes transparentes, a vista libre de los ángeles

Rumorante oración será mi canto de dar gracias al mundo y tu existencia, a la luz de tus ojos

A tus risas, tu voz y tu alegría, y aun al tierno dejar de tus tristezas de aire tibio conmovido.

Temblorosa mi mano buscará tu mano, la mudez de mi voz te llama a gritos, de susto silenciada

Grave aullido, de bestia escarnecida, desespera irredenta mi confianza, tu ilesa  pura nobleza  .

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