Hoy regresan reprendidos pensamientos que se ahogaron en mi tierna adolescencia
Los profundos surcos de mi frente arrastran el humus de curtidos desechados de tormentas
Fué potranca comprimida en sangre de alazán nocturno, sombra de mis secretas intimidades
Yo, transeúnte vencido sin cabalgaduras ni lanzas en las sublimes lides de mis confidencias
Los profundos surcos de mi frente arrastran el humus de curtidos desechados de tormentas
Fué potranca comprimida en sangre de alazán nocturno, sombra de mis secretas intimidades
Yo, transeúnte vencido sin cabalgaduras ni lanzas en las sublimes lides de mis confidencias
Propias, sin ventura alguna a favor, solo apagadas noches, desvelos y madrugadas sin sortijas
Conformaron mis ejércitos de ilusiones en penumbras, melancolías y ansiedades de fiera rota
La sal y el dulce se disolvían en los aires de tu nombre mientras se consumían mis esperanzas
Incendiáronse luces divinas a tu suerte, comprimidas fueron mis ansias, apagados mis reflejos
A dormir echóse el tiempo de mi largo otoño cuando el antipolo florecía los colores de tu dicha
El océano de la inexistencia diluía el todo de algún rastro posible y Dios consagraba su final
Infinito es el Cosmos de la oscuridad y es la Luz para el mundo solo un caro y divino privilegio
Es suerte descubrir tu libertad, infinito bien de Lo Creado, vigilante densidad de mis esperas
Este día de invierno consumido despiertan mis fantasmas fantasías, sueños aun vivos todavía
Florecidos los árboles tardíos, nos hallaron vistiendo primaveras, polen oteando entre la brisa
Abriendo madrugadas de rocíos, sinfonías de lluvias en los techos y corales de pájaros cantores
Pintaremos así de nuevo El Cielo, en colores y nubes transparentes, a vista libre de los ángeles
Rumorante oración será mi canto de dar gracias al mundo y tu existencia, a la luz de tus ojos
A tus risas, tu voz y tu alegría, y aun al tierno dejar de tus tristezas de aire tibio conmovido.
Temblorosa mi mano buscará tu mano, la mudez de mi voz te llama a gritos, de susto silenciada
Grave aullido, de bestia escarnecida, desespera irredenta mi confianza, tu ilesa pura nobleza .
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