Espera infinita de noches y distancias infinitas vueltas hoy un breve día
Reescriben nuevos trazos, líneas vivas, despiertas, tintadas de sol y noche
Regreso a desandar mis pasos uno a uno, cachorro de pelaje adolescente
Carga de sustos vulnerables, temblor de piel y dedos, sudor de párpados
Días escolares, domingos, mañanas, tardes, lunas, iglesia, plaza, paseos
Todos los espacios y tiempos estuvieron llenos de tu sonrisa blanca, grande
Abierta a la eufonía de tu voz, arreglo musical, digna la palabra perfecta
Hay simetría extrema en tu rostro, impostura natural, bello paradigma
Geometría medieval de las pantorrillas que sube en negro por tus piernas
Al metro divino de Los Olimpos, lascivos reciben la carne de tus muslos
Bajo una doble redondez, carne de tus ancas, caderas y cintura de diosa
Encajan tu vientre en el preciso cuerpo de lo perfecto, bajo tus costillas
Capiteles francos de atalaya que soporta tus sublimes pechos de ser madre
Caoba de tiempo noble, maduro, bastión de purezas dormidas sin razones
Sedimento en cristales impolutos, azúcar morena, reservas de invierno real
Recibí las flores traídas en tus manos púberes para La Virgen de Mayo
Dos y dos iban otras niñas, bajaba voz del cielo, fuiste la garganta de Dios
Se quebraba la compostura en mis rodillas y pensamientos al mirar tus ojos
Cerca a los míos, yo agradecía los florales, liturgia católica de quinta luna
Medía el andar de tus cercanías deportivas y sobresalientes brillos escolares
Tu Devoción de pasos llevaba a La Comunión el fervor cristiano y tu pureza
A tu espalda pecaba el pensamiento, en sueños, manos y oraciones profanas
Escalar tus muros fue imposible bajo equipaje grave de mis tiernos miedos
Sucedieron los nubarrones, las lluvias apagaron vestigios, senderos y faros
La noche fue extendida sobre toda la tierra, han pasado cuarenta inviernos
Noé despierta sobre las aguas, laten mandatos divinos entre sus corrientes
Hormonales, vivas, cementadas en nostalgias por estallar contra imposibles
Una confluencia de cristales rotos empalmados en letra "ye", nos fundirá
Yo, lobo de reparo curtido en las estepas del hambre, del frío y la contienda
Tu, ibis sagrada, reserva de néctar impoluto, libre fermentos desautorizados
Guardián en puerta de celosas transparencias, lejos mis lodos arrepentidos
Mas, el jardín de los resucitados nos deja la anchura de Dios, para seguir vivos.
Reescriben nuevos trazos, líneas vivas, despiertas, tintadas de sol y noche
Regreso a desandar mis pasos uno a uno, cachorro de pelaje adolescente
Carga de sustos vulnerables, temblor de piel y dedos, sudor de párpados
Días escolares, domingos, mañanas, tardes, lunas, iglesia, plaza, paseos
Todos los espacios y tiempos estuvieron llenos de tu sonrisa blanca, grande
Abierta a la eufonía de tu voz, arreglo musical, digna la palabra perfecta
Hay simetría extrema en tu rostro, impostura natural, bello paradigma
Geometría medieval de las pantorrillas que sube en negro por tus piernas
Al metro divino de Los Olimpos, lascivos reciben la carne de tus muslos
Bajo una doble redondez, carne de tus ancas, caderas y cintura de diosa
Encajan tu vientre en el preciso cuerpo de lo perfecto, bajo tus costillas
Capiteles francos de atalaya que soporta tus sublimes pechos de ser madre
Caoba de tiempo noble, maduro, bastión de purezas dormidas sin razones
Sedimento en cristales impolutos, azúcar morena, reservas de invierno real
Recibí las flores traídas en tus manos púberes para La Virgen de Mayo
Dos y dos iban otras niñas, bajaba voz del cielo, fuiste la garganta de Dios
Se quebraba la compostura en mis rodillas y pensamientos al mirar tus ojos
Cerca a los míos, yo agradecía los florales, liturgia católica de quinta luna
Medía el andar de tus cercanías deportivas y sobresalientes brillos escolares
Tu Devoción de pasos llevaba a La Comunión el fervor cristiano y tu pureza
A tu espalda pecaba el pensamiento, en sueños, manos y oraciones profanas
Escalar tus muros fue imposible bajo equipaje grave de mis tiernos miedos
Sucedieron los nubarrones, las lluvias apagaron vestigios, senderos y faros
La noche fue extendida sobre toda la tierra, han pasado cuarenta inviernos
Noé despierta sobre las aguas, laten mandatos divinos entre sus corrientes
Hormonales, vivas, cementadas en nostalgias por estallar contra imposibles
Una confluencia de cristales rotos empalmados en letra "ye", nos fundirá
Yo, lobo de reparo curtido en las estepas del hambre, del frío y la contienda
Tu, ibis sagrada, reserva de néctar impoluto, libre fermentos desautorizados
Guardián en puerta de celosas transparencias, lejos mis lodos arrepentidos
Mas, el jardín de los resucitados nos deja la anchura de Dios, para seguir vivos.
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