Surgimos como larvas. Saltamos de ser niños a un nuevo florecer como - adolescentes donde estalla la vida de tormenta en ciernes y se torna en maduro huracán pero tras el sutil poema el tiempo nunca alcanzaría a elevamos a la vida en niveles de consciencia máxima de reales viejos adultos, ancianos, sin creernos que seguiremos viendo los colores y el firmamento con la misma fuerza, lucidez y alegría que siendo los imparables muchachos del barrio de otras horas
Ciertísimo es que ahora nos embarga la hora de las vencidas fuerzas y las distorsiones de las luces coronadas de esos blancos rayos que ceden paso a la oscura realidad sin retumbantes ni relucientes hormonas vitales, sin demandas de los deseos, sin distinguir los múltiples colores del más vivo universo de las flores.y el sol que veíamos cuando la escuela era el paraíso de nuestros días. Ahora sin tonos vivos ni incendios, se tornan opacos e indistintos, todos en oscura nublazón, tenebrosos e inciertos como el color desvanecido de la muerte como total y única suerte.
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