Nos envuelve una red de enraizados sortilegios
Alentados al soplo del divino titiritero
Testigo y cómplice de nuestras sagradas confesiones
Dicha somos de giros concernidos a la virtud de la piel
Tendida sobre nuestras íntimas siluetas de sombras
Sumidas en irradiante y ciego calor de sensaciones
Ardorosas, vital evolución aun sumida en sueños
Afirmados sobre raíces de la fértil eternidad del amor.
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