El mercado de consumidores dominicano-haitiano, bien vale ser estimado en unos 25 millones para el año 2025. Este número viene a ser comparable con los del número de consumidores colocado entre los diez países con poblaciones mayores correspondientes a America Latina. Un mercado activo liderado por demasiado mucho por el comercio dominicano, servido, sin embargo, por una mano de obra bastante barata en sectores claves como las palantaciones agrícolas, la industria de la construcción y la servidumbre auxiliar en la industria del turismo.
Las ventajas aprovechadas a partir de ese apoyo comercial, garantizan una abundancia cómodamente plusvalorada como exportación de servicios, tanto a través de la industria turística, como a través de la explotaón agrícola y pecuaria. Sin embargo, República Dominicana ha venido aprovechando la oferta de mano de obra servida por la comunidad de origen haitiano, para cubrir los huecos correspondientes a la exportación de servicios ofrecidos por la obrería dominicana migrante, que, a cambio, reporta una importante masa remesada desde los sistemas económicos de los paises donde activan económicamente.
Es fácil comprender como el efecto de intermediación social y económico genera ese efecto de desplazamiento y relleno que se genera al empujar desde una fuente de mano de obra de calidades menos ajustadas a las demandas propias aspiradas por los mercados a donde llega, entonces, la obrería dominicana mejor documentada, mejor completada en términnos de formación moderna.
Es así como la sociedad comercial, industrial, puede y logra aprovechar en términos compatibles y competitivos frente a los mercados regionales equivalentes, aprovechando esa oferta de servicios comercialmente tan ventajosos en los que entonces se funda este crecimiento económico trascendentalmente disparado del que goza desde hace tiempo,
El Estado Económico de la República Dominicana. Este ventajoso aprovechamiento proyecta la economía del conjunto comercial Dominicano-Haitiano, en un caso de interés estratégico global, desde el que, para bien o mal, se avizora un salto económico de excepción, con incidencia en toda la región de El Caribe, tal como desde hace años, se vienen fomentando los allegamientos comerciales procedentes de Venezuela, Colombia, América Central, Cuba, España, Canada, Estados Unidos y otros más.
La cantera de mano de obra procedente de Haití, por lo general, denostada, sobretodo, desde los medios de comunicación servidos a veces por deformadores profesionales, otras veces solo por los viciados complejos raciales que suelen azotar y alimentarse de la desinformación cultivada desde los estereotipos culturales y sociales en general.
Los propios mandatarios, -incluyendo al mismo dictador Rafael Trujillo-, llegaron a ser advertidos del error garrafal, que significaba, el no aprovechar la relación comercial tan ventajosa, que implica la mano de obra importada desde el vecino país. dada la relación histórico-educacional, desde la que el regimen político capitalista se le impone al servicio obrero que pueden brindar. Moralmente, bien puede ser cuestionado este aprovechamiento ventajoso, sin embargo, la relación beneficio-social que implica la oportunidad de integrar la obrería así explotada a los sistemas modernos de formación, educación e integración social nos luce humanamente superadora frente a la falta de oportunidad de integrar al humano a la lucha por el desarrollo civilizado, espiritual y saludable de su existencia racional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario