martes, 28 de febrero de 2023

DESMENTIDO CONTRA EL MENTIROSISMO Y MENTIROSIDAD DE LOS MENTIROSOS

 El Presidente, político, social y militar de todos los dominicanos, Don Luis Rodolfo Abinader, con precisa sinceridad, ha obligado al discurso  economicista de la profesionalidad y el academicismo nacional dominicano a referirse con integridad meridiana, al fenómeno del aumentado crecimiento del provecho capitalazado en bienes transables de la obrería importada, que, en el caso de República Dominicana, depende en grandísima medida de la explotación de la biologíca musculatura de los nacionales de la vecina República de Haití, territoial, histórica y socialmente gemela de la República Dominicana. 

El Presidente Luis Abinader, ha referido el hecho como "desnacionalización económica laboral", para reconocer, en forma transparente y cristalisna, una verdad que el racismo intelectualista connaciional, suele tratar de tapar infaltilmente, con los dedos frente al sol de una sola mano abierta. Afectos  al mentirosismo fanático, al tonto engaño de la doncella que pretende ocultar su embarazo negándose a mirarse la anchura de sus caderas crecientes. 

El desarrollo histórico de la sociedad económica dominicana, desde sus inicios coloniales, ha venido aprovechando el bien del beneficioso intercambio comercial fundado en la mano de obra esclava servida desde la esclavización obrera de braceros importados desde el continente africano. Esa dinámica nunca se ha detenido, Sigue siendo la fuente de transferencia energética nunca aplazada desde entonces. Razones históricas más que conocidas, no serían de recrear en estos momentos, en este espacio. 

Sin embargo, si vale llamar la atención sobre aquellos intelectuales, tercos, cabezones, que, conscientes de la absoluta verdad, hoy más que un bien convenido, una necesidad impostergable, se reniegan a aceptar el valor económico de ese aprovechamiento social y material, llamado, al fin, a favorecer la multiplicacion imparable que desde siempre sigue integrando valor a la sociedad económica dominicana a través de todos los procesos de rendimientos materiales más que reconocidos, indubitablemente, sobre los que el propio presidente dominicano se siente compelido a tratar bajo la presión de retorcidos eufemismos, llamados a calmar los pruritos raciales, cristianamente inmorales, más que torpes y obstusos, desde los conceptos de la Administración Racional de Los Estados..

Menos mal que, sin embargo, más allá de sus curvilíneas muralizaciones, hemos de reconocer que no es, el intelectual presidente, tan encerrado como para ponerle caso a esos ceseras taponadas, rsistidas a aceptar su  sincréticoy asustadizo mestizaje, racial, cultural, biológico, humano e histórico. 

Parecería que, después de todo, es el mismo presidente, el menos mentiroso de quienes buscan aceptarse y reconocer la monumental ventaja económica que nos sirve esa mano de obra que desde los días de nuestros abuelos venimos aplicando en la construcción de la República Dominicana, del mismo modo que nuestros hijos y hermanos construyen sociedades como las  de Estados Unidos de Norteamérica y Europa, por ejemplo.  Son torpes, afectados de mentirosismo y mentirosidad, enfermizos. 

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