Obsesión impenitente
La de los intelectuales
Inundados a raudales
Afrontados por su númen
Chorros de espumas el rumen
Dioses de los magisterios
Sagrados en las palestras
De más respetables letras
Los romanos discaterios
Les frustraron sus imperios
Fué más sal la de los Cielos
Bendecidas, tantas lágrimas
Mas, fueron las santas ánimas
Se impusieron en los suelos
Imposibles esos duelos
Tiempos habrá, terrenales
Cuando toquen los timbales
La décima de sabana
Mandará ser soberana
Por su gracia de alta rama
Cierto es que algunos tropiezos
Sufridos por los prestantes
Muy conspicuos aspirantess
Unos gordos de pescuezos
Otros de abundantes sesos
Bendito sea Don Pepín
Nunca ponga al premio fin
Muchísimo es el estímulo
Suba cada vez el cúmulo
Manque el diablo haga motín
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