Percibo que afirmarse en una creencia, sin más pretenciones lógicas, intelectivas o racionales, no ha de ser demasiado incómodo ni difícil. Bastaría con sentirlo, imaginarlo, no hacer resistencia y ser obediente al paradigma que en el que se soporta dicha creencia.
Convencido como estoy de que seguir en la vida como parte del sistema biológico, material y espiritual del que forma parte mi existencia, me agrada, convence y estimula mi permanente lucha por seguir sus ordenanzas, sus lógicas y dinámicas signadas como "buenas", acordadas en nuestras tradiciones culturales.
Me gusta "creer en Dios", es cultura que me asienta en lo más profundo de mi alma divina. Creo haber logrado, luego de serios esfuerzos emocionales, construir un paradigma cargado de lógica racionalista, capaz de dejar saldadas las dudas que inevitablemente ensombrencen las luces mentales tradicionalmente reconocidas como relucientes por encima de los gentiles promedios en los que nos hallamos los mortales desarraigados de aquellas fulgurantes inteligencias consideradas casi sobrehumanas.
Hasta donde alcanzan los pabilos de nuestras claridades mentales, hemos de reconocer, -según los alcances de mi nobleza racional-, que toda la Cósmica Naturaleza, se rige por un absolutamente perfecto cuerpo de reglas, por cuanto justamente compatibles con nuestra lógica emocional.
Ese conjunto emocionalmente lógico, racional e inteligente, bien resulta ser estrictamente perfecto, completo, ilimitado, es decir, cumple al pie de la letra con las propiedades del concepto de Divinidad Única, Eterna, Sin Principio Ni Fin, Infinita, Sin Cuerpo Fisico que no es otra cosa más que ese Conjunto Lógico de la Inteligencia Universal, libre de caprichos, de odios, deseos de venganzas, adoraciones, goces por el catigo ni el dolor ajenos, sin gozos ni dolores personales, sin hijos putativos ni reinados presidenciales ni Estados, sin villas, fronteras ni grupos biológicos escogidos, sin diferencias ni caprichos.
Es fácil ser creyente y ser racional, Ing. Salustiano Morel, en un espacio donde hasta los ateos como Quilvio Vázquez hallan su espacio desocupado y diseñado a su justa medida..
Convencido como estoy de que seguir en la vida como parte del sistema biológico, material y espiritual del que forma parte mi existencia, me agrada, convence y estimula mi permanente lucha por seguir sus ordenanzas, sus lógicas y dinámicas signadas como "buenas", acordadas en nuestras tradiciones culturales.
Me gusta "creer en Dios", es cultura que me asienta en lo más profundo de mi alma divina. Creo haber logrado, luego de serios esfuerzos emocionales, construir un paradigma cargado de lógica racionalista, capaz de dejar saldadas las dudas que inevitablemente ensombrencen las luces mentales tradicionalmente reconocidas como relucientes por encima de los gentiles promedios en los que nos hallamos los mortales desarraigados de aquellas fulgurantes inteligencias consideradas casi sobrehumanas.
Hasta donde alcanzan los pabilos de nuestras claridades mentales, hemos de reconocer, -según los alcances de mi nobleza racional-, que toda la Cósmica Naturaleza, se rige por un absolutamente perfecto cuerpo de reglas, por cuanto justamente compatibles con nuestra lógica emocional.
Ese conjunto emocionalmente lógico, racional e inteligente, bien resulta ser estrictamente perfecto, completo, ilimitado, es decir, cumple al pie de la letra con las propiedades del concepto de Divinidad Única, Eterna, Sin Principio Ni Fin, Infinita, Sin Cuerpo Fisico que no es otra cosa más que ese Conjunto Lógico de la Inteligencia Universal, libre de caprichos, de odios, deseos de venganzas, adoraciones, goces por el catigo ni el dolor ajenos, sin gozos ni dolores personales, sin hijos putativos ni reinados presidenciales ni Estados, sin villas, fronteras ni grupos biológicos escogidos, sin diferencias ni caprichos.
Es fácil ser creyente y ser racional, Ing. Salustiano Morel, en un espacio donde hasta los ateos como Quilvio Vázquez hallan su espacio desocupado y diseñado a su justa medida..
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