Las decisiones inteligentes que rigen cada proceso que tiene lugar en El Cosmos, en el Universo, forma parte de su intínseca naturaleza, implique esta o no la implique, una suprema inteligencia que forme parte ella o que a ella la contenga. La idea de un obligado "origen de las cosas", lo mismo que la necesidad de establecer "un fin o finalidad", concertada como un pacto mental o emocional, devienen o son consecuencias, del paradigma localizado en nuestro sistema lógico que evoluciona contantemente en función de lo que es parte de nuestra idea fundamental del todo que viene a ser nuestro propio conjunto inteligente, en realidad, apenas un simple elemento de ese Infinito Conjunto de Inteligencia Universal. Todos los procesos y suscesos que ocurren y concurren en La Naturaleza, forma parte de las incidencias lógicas capaces de acontecer como parte de esa dinámica. "Lo bueno", " Lo malo", es decir, lo concertado como tales entre los humanos, que formamos parte de este Programa Universal, encuentra sus fronteras mejor definidas en las líneas que signan el objeto social de la existencia humana. Ese objeto social perime precisamente en la admisión casi obligada que nos define como ente de origen divino, siendo que la Naturaleza Divina carece de origen y de límites. Lo concertado como "Lo Bueno", así como su antítesis, "Lo Malo", no pasan de ser conceptos culturales definidos o concebidos por la imaginación del hombre (..incluída la mujer y demás géneros, para no arriesgarme a reclamos de nuestro modernismo contemporáneo ni a pleitos con los singapuros...). La suerte antropogénica, es así, la suerte biológica de todas las especies. La misma suerte material de todas las composiciones galácticas que completan el divinal Cosmos Natural, Universal.
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