Irrefutable consumación de entregas y redención impostergables,
Escucho las refriegas entre convulsiones y silencios de palabras
Voz sin sonidos de esa mujer distinta, sumida en su erótico fulgor
La tierna cicatriz definida de su imagen viva, inserta entre mi ser
Relicario señalado de mi devenir eterno, fiel y entregada volición
Indubitable es este sentir su calor, sabor de sus besos y olores de paz
Detrás ese mirar húmedo y hondo, flechado por rayos de rocío y sol
Cuentan unas penas perennes, compelidas por golpes contra el amor
Bajo el peso atormentado de unas densas nubes, plomizas, desatadas
Hoy contra poderosos remaches acerados sobre este amar divino
Sueldan con oro los nobles ribetes de unos pactos eternizados
Recurridos, desalentados por olas y brisas contrarias a nuestra fortuna
Leña mojada que se apaga podrán ser las fuerzas del cansancio cierto,
Tan veraz como los acordes sonoros de tambores anuncieros del fin
Resuenan en las horas esos timbres huecos de las encauzadas corrientes
Bajo el ritmo insólito de los pensamientos alegres en sueños de felicidad
De torrentes imaginados, de ramajes encendidos y revividos verdes
Versos, oraciones, plegarias consagradas a esta santa proposición
De encontrados néctares de flores y amaneceres de nuevos soles
Nos han de mojar los arrimados sudores de nuevas lunas arenadas
Olas de recuerdos, siluetas de sombras, restos de púbicos humores
Palabras encantadas y nuevas promesas de vidas divinizadas
Mar de inmensos duelos ahogados será un minuto de revivido aliento
De unos cuerpos encarnados, de unas manos entrelazadas, de unos besos
Retenidos más allá del dolor, sobrada sus santas bellezas, tan únicas,
Tan propias, reverberadas en su cada gesto de flor, de mujer inagotada
De encendidos humores biológicos, tan vitales, tan visibles, tan completa.
Convencionamos a favor de ilimitada felicidad, por encima de los cielos
Por derecho a existir, persistimos en recibir el dorado trofeo del triunfo
Regocijados como fantásticos protagonistas de un grato poema al placer
Seamos desvelos novelados junto a coros de orgásmicos dioses invictos
Reunidos nosotros mismos, seres superiores encumbrados sobre el mundo
De galaxias imaginadas, distantes de los avatares y suertes terrenales
Del hombre y su materia, de sus biológicos dones y sus efímeros espíritus
Concebido bien del Universo a imagen y semejanza de su felicidad.
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