jueves, 15 de junio de 2023

CONCIENCIA MATERIAL, CONCIENCIA ESPIRITUAL Y LA MASIVA INFORMACIÓN

 

Tomar conciencia de la influencia cierta de esa interrelación inevitable que hace entrelazar la totalidad material, matemáticamente formada por elementos infinitesimales, masivamente infinitos, compele, obliga al pensamiento natural, a suponer que esa masiva infititud de elementos quedan abiertos a todas las verdades del pensamiento imaginable. 

La conciencia de que existe una verdad material, no concluye en la necesidad de una inexistencia espiritual, tan relevante o tan irrelevante, como la existencia de esa idea que pone fe en las leyes materiales, propias de las reflexiones materialmente inteligentes, ajustadas del mismo modo al paradigma de la razonable lógica materialista, que, sin embargo, no llega a oponerse como realidad del propio pensamiento que nos mueve a percibir una existencia espiritual, tan inteligente como el del resultado de la masiva información material acumulada, medida e interpretada como realidad por ese sistema de interpretaciones de las respuestas explicitadas a partir de un conjunto de conexiones neuronales, medibles, calculadas, obedientes a los limitados alcances de nuestros lógicos elementos biológicos. 


La existencia del las inferencias espirituales, como resultado de la acumulación de datos masivos, probablemente  perceptibles tras algún algoritmo solo sensible a la histórica acumulación de información universal que habrá hecho conciencia a su modo en la memoria cósmica del Gran Universo, no puede ser radicalmente extirpada de un plumazo ideológico ni tampoco lógico. 

La inmensidad de datos históricamente acumulados sobre la influencia ejecida por el pensamiento sobre las reacciones de respuesta que ante la realidad material ofrece la mente humana, más allá de las naturales respuestas materiales, fiísco-matemáticas, siguen sin explicitar. Los paradigmas fundados sobre la naturaleza material, no parece ser concluyente, aunque a nuestro sistema electrónico-digital, nos suela parecer concluyente.

 Friederik Nietzsche, el más potente y, al parecer, el más conclusivo filósofo de la historia moderna, convencido de que ese cierre se tornaba imposible de ser sellado, acudió a la imagen de un superhombre, sobrehumano, capaz, como  un perfecto dios, de autosuperarse continuamente, estableciendo así, a partir de su portentoso pensamiento, la idea de un dios humano, concebible, ilimitado, auténticamente perfectible y perfeccionista.

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