Más que ciertísimo es, la inteligencia mental, biológica, neuroanatómica, propia de la organización material que se genera en los sistemas naturales, como resultado de la organización material, sus propiedades e infinitas probabilidades de sus estados, ha llegado a conquistar algún indicio de cuanto vendrían a ser sus posibilidades, hasta donde la imaginación humana no parecería capaz de alcanzar a proyectarse. Sin embargo, la materia lo es todo. Lo puede todo, lo imaginable y más allá, hasta lo inimaginable.
En los provechos de su organización yacen todas las infinitas posibilidades, todas las soluciones y alternativas imaginables.Cada alternativa entraña una realidad, cada realidad interpretada configura un caso, una posibilidad, un resultado inteligible. Así como cada combinación electrónica, implica una realidad, desde que nacemos o somos concebidos. Así se desarrolla cada unidad de vida natural. Así surge cada una de las alternativas en el universo de la vida.
El límite luce inimaginado, divinal, diosísitico. No nos ha de resultar extraño que la interpretación de las infinitas posibilidades puedan ser traducidas como soluciones logísticas que tras los nuevos argoritmos aritméticos aplicados arribemos a soluciones lógicas, igualmente infinitas, más allá de las combinaciones comparadas, interpretadas, multiplicadas, descubiertas como Inteligencia Artificial, que no es más que la conversión en tecnología digital, bioquímica y biofísica de nuestra "vieja" y tradicional inteligencia, tan natural como todo lo es en nuestro mundo natural: una alternativa más entre los juegos o combinaciones del mundo natural, sin más que multiplicar.
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