Le escribo a la ternura de tus vencidas palabras
Tan tiernas como la misma virginidad de tus caderas
Inexploradas como la inflamada turgencia de esas lunas
Gemelas encendidas, contra el solemne estallido de la pasión
Contra el grito santificado de un calor escondido a la verdad
De tus encantadoras carnes tremoladas, cimbreantes,
Humedal que inundara de dicha temlorosas lo mojados sustos
De voces salteadas. de inciertos determinios de nubosos tiempos
Primaverales, sin medidas ni cálculos sobre invisibles temporales
No contemplados, de huracanes imprevisibles, sorprendidos
Poemario cantado sobre las marejadas altas de tormentas
Destinadas a estrellar la nave contra arrecifes anochecidos
Sin faros encendidos, acallados lo cantos de diosas marineras,
Ahogados entre brumosas olas. Desvanecidas las lluvias
De los diluvios divinos, jinenes sobre las noches de los cielos
Seremos dioses reinventados sobre el amor del eterno final.
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